viernes, 3 de febrero de 2012

postura de algunas religiones ante los anticonceptivos

para empezar hay que entender la postura de la religion ante el sexo
Historia del Sexo

A lo largo de la historia, la sexualidad humana ha adquirido connotaciones negativas y ha sido rodeada de un halo de misterio y secretismo porque se consideraba un bajo instinto, algo vergonzoso y censurable que únicamente respondía a una tentación, al vicio, al pecado. 

La represión sexual impuesta por la Iglesia y la inferior consideración social de la mujer han condicionado enormemente la evolución de la conducta sexual del ser humano.

 
 » RELIGIÓN Y REPRESIÓN SEXUAL


Tras las invasiones bárbaras y el declive económico y territorial sufrido por los romanos, triunfa el cristianismo, que impone ideas muy restrictivas en materia sexual. El Antiguo Testamento califica como impuros el adulterio, la fornicación, la prostitución, la sodomía y la homosexualidad.

La monogamia es estricta y el matrimonio indisoluble, al tiempo que se prohibe tajantemente toda relación extramarital.

La mujer es situada en una posición de inferioridad respecto al hombre y considerada poco más que una esclava del varón, e incluso se llegó a debatir en el concilio de Macón la existencia de alma en la mujer.

Se exalta la castidad como símbolo de pureza y el acto sexual es considerado como algo pecaminoso, incluso dentro del matrimonio; se admite porque es imprescindible para la procreación, considerada como un deber sagrado, pero para conseguir que el placer sea mínimo y evitar la visión del cuerpo desnudo, las mujeres debían ponerse un camisón que poseía a la altura de los genitales un orificio por el que el marido debía introducir el pene.

El mito de Adán y Eva sitúa a la mujer como foco de tentación, hasta el punto que San Pablo llega a afirmar en la Epístola a los Corintios que "...bien le está al hombre el evitar el contacto con la mujer. Sin embargo, por evitar la fornicación, que cada hombre tenga su mujer, y cada mujer su marido. (...) Si no pueden guardar continencia, que se casen. Es mejor casarse que abrasarse."

San Jerónimo considera que cada contacto sexual aleja un poco más del Espíritu Santo y, por otro lado, el papa Gregorio el Grande en el siglo VI indica que el pecado original es hereditario: "El apetito de nuestros padres por la carne es la causa de nuestra vida y por eso somos pecadores".

Para San Agustín, libertino durante su juventud que posteriormente renegó de su pasado, el amor es deleznable, infernal, podredumbre y pus. La renuncia al placer y el sacrificio son obligatorios.

Todo ello da lugar a que se extienda un sentimiento de culpabilidad y malestar entre los cristianos, obligados a avergonzarse de su cuerpo y a la represión de sus instintos naturales.

En el año 711 los árabes invadieron la Península y la mayoría de sus habitantes se convirtió al Islam, religión que, si bien toleraba el placer sexual, relegaba de nuevo a la mujer a vivir para el hombre, procurarle satisfacción y cuidar de sus hijos y de su casa. Más aún: se llegaba incluso a considerarla como un instrumento de servidumbre o un simple vegetal. Averroes lo expresa así: "No se ve entre nosotros mujer alguna dotada de virtudes morales; su vida transcurre como la de las plantas, al cuidado de los maridos."

Para rebelarse a este sometimiento, la mujer a menudo recurría al adulterio, por lo que se impuso entonces un drástico remedio, la extirpación del clítoris, con la finalidad de evitar que obtuviera placer con la relación sexual. Esta práctica se sigue realizando en la actualidad en algunos países islámicos cuando la mujer cumple nueve años.

Pero hacia el siglo XI ya todo era diferente en España, se produjo una relajación de las costumbres y la sociedad era más tolerante y permisiva en materia sexual. Sin embargo, con la caída del califato, los bereberes impusieron una estricta moral y una intensa vigilancia llevada a cabo por censores para evitar todo contacto entre hombres y mujeres que pudiera predisponer a la "fornicación".

Durante la Edad Media, a pesar de las intensas creencias religiosas y del gran poder del clero, existe cierta promiscuidad y el sexo impregna muchas actividades de la vida cotidiana. Se trataba de una válvula de escape, un desahogo ante una vida corta y sin comodidades, sometida a continuas guerras, hambre y epidemias.

Sin embargo, por ser un largo período, encontramos en la Edad Media muy diversas costumbres y prácticas amorosas. Así, por ejemplo, es característico de los siglos XII y XIII el amor cortés, un amor platónico por el que el hombre rendía culto a la mujer de la que se había enamorado; el caballero se empeñaba en ser merecedor de la dama, elevada a una imagen mítica que la hacía inaccesible. Pero este amor sólo podía vivirse fuera del matrimonio, pues no sobreviviría a la rutina diaria, y pronto encontró la oposición de la Iglesia.

También es característico de la Edad Media el uso del cinturón de castidad, invento procedente de Oriente que imponían los maridos a sus mujeres para garantizar la fidelidad durante su ausencia; se trataba de unos pesados hierros con candados que impedían la realización del acto sexual.

Por otro lado, sólo a partir del siglo XVI y a raíz del concilio de Trento, se estableció la obligación de que el matrimonio fuese público y ante un sacerdote. La mujer podía casarse a los doce años, y el hombre a los catorce. Aunque el divorcio estaba prohibido, se admitía como causa de anulación el que alguno de los cónyuges fuera incapaz de la consumación del acto sexual. Además, la Iglesia reguló la frecuencia sexual dentro del matrimonio, de forma que las parejas debían abstenerse cuarenta días antes de Navidad, los ocho posteriores a Pentecostés, los miércoles, viernes y domingos, las fiestas religiosas, los días de ayuno, cinco días antes de la Comunión y uno después: en total, unos ocho meses al año. Ello favoreció el concubinato y la asistencia a prostíbulos.

La homosexualidad femenina se llegó a permitir, a diferencia de la masculina, cuya práctica fue severamente reprimida.

En cuanto al aborto y al infanticidio, en muchas ocasiones suponían la condena a muerte de quien los efectuara.

Durante el Renacimiento, la mayor parte de Europa fue sometida a una aún mayor represión sexual, debido a la unión Iglesia -Estado, pero España gozaba de cierta libertad que posteriormente el clero intentó restringir. Además, en esta época comienza a adoptarse un enfoque científico para el estudio de cualquier fenómeno, y la sexualidad no escapa a este análisis, aunque la falta de rigor todavía asoma en multitud de documentos de entonces.

Mientras tanto, la sífilis, importada de América, hizo estragos en el continente europeo y se extendió al resto del mundo. El preservativo se inventó en el siglo XVII, pero su uso no comenzó a divulgarse hasta el siglo siguiente.

En el siglo XVII España se encierra en sí misma y se aísla de las ideas liberales del extranjero. Impera la incultura, el fanatismo y el desprecio al trabajo, en tanto que la vida sexual se caracteriza por la constante oposición de la Iglesia al placer; contrariamente, surge una especie de doble moral que obliga a la mujer a permanecer fiel mientras el marido adquiere relevancia social si mantiene a mancebas o queridas. Del mismo modo, como la mujer debía llegar virgen al matrimonio, la virginidad se convierte en un valor muy apreciado por los hombres, que incluso llegan a exigirlo por escrito
Cristianismo, sexo y reproducción.

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Si bien la religión censura y en algunos casos descalifica el sexo, una actividad tan natural y necesaria para el desarrollo de la vida; en otras ocasiones ha sido participe directa o indirectamente de esta, y sin animo de ofender a ninguna de ellas, estas son 12 curiosidades sobre el sexo y la religión…aun que, aun hay mas.

1.- Pedro de Castro, arzobispo de Sevilla en el siglo XVII, prohibió que ejercieran la prostitución las mujeres llamadas María por respeto a la Virgen.
2.- “Por el sexo hacia Dios“ era el lema de algunas creencias religiosas taoístas. Un manual de esta doctrina afirmaba en el siglo II, que el emperador amarillo se volvería inmortal después de mantener relaciones sexuales con más de 1.200 mujeres.
3.- El papa Juan XII fue asesinado en el año 963 por un airado marido que lo descubrió haciendo el amor con su mujer.
4.- En la Sura XXIV del Corán se condena el adulterio con 100 azotes y se recomienda no tener compasión con el adúltero.
5.- Receta de un antiguo tratado árabe religioso para estimular la erección: friccionar el pene con una pomada compuesta por 37 gramos de azucena y tres de auforbio, natrón, mostaza y almizcle.
6.- En la antigüedad, la postura sexual de la mujer sobre el hombre era denominada Caballo de Hermes. Y en la España del Siglo de Oro se llamaba “meter la iglesia sobre el campanario”.
7.- Se cree que la biblioteca más completa sobre sexualidad se encuentra en el Vaticano.
8.- Las mejores muestras de arte erótico se pueden contemplar en diversos templos religiosos hindúes. Realizados entre los siglos IX y XIII, presentan todas las formas imaginables de posiciones sexuales y cóitales con personas y animales.
9.- En el Corán se recomienda la circuncisión porque facilita el desarrollo del pene y aumenta su potencia. Además, también dice que se copula con menos peligro y da más placer a la mujer.
10.- Lazzaro Apallanzani, un sacerdote jesuita que se convirtió en biólogo, descubrió en el siglo XVIII el importante y decisivo papel de los espermatozoides en la reproducción.
11.- Lutero contrajo matrimonio con una monja de 26 años cuando él contaba con 42. Por el libro donde anotaba sus coitos, se sabe que tuvo acceso carnal con su esposa 104 veces en el plazo de un año.
12.- Hasta el año 1.123 el celibato no fue adoptado por la Iglesia católica.


El argumento cristiano (sobre todo católico) es que los hijos los manda Dios y que nadie tiene derecho a reusar la responsabilidad de tenerlos, porque Dios dijo "sean fecundos y multiplíquense..." (Gen 1:28). Le siguen a esto que el sexo solo sirve para engendrar hijos y que no puede usarse para otra cosa. Sin embargo yo digo que están hablando de tres cosas diferentes. Por un lado está el instinto de aparearse y por el otro está el de reproducción y por último está el de cuidar de la descendencia. Y es verdad biológica que no siempre estos tres instintos van juntos.

El ser humano es uno de los pocos animales que tiene sexo por deporte, si esto es una aberración o no, no es tema de debate que me incumba; pero negar este hecho es necedad. Los cristianos quieren imponernos a todo el mundo su estrecha visión de que debemos reprimir todos nuestros instintos naturales aún cuando las condiciones sean las propicias para su dios (es decir: estar casados por iglesia habiendo llegado vírgenes al matrimonio), el sexo dentro del matrimonio es para tener hijos solamente y si estos llegan hay que cuidarlos a todos. Por lo tanto engañar a Dios teniendo sexo por deporte es "pecado", es decir prohibido usar condones, píldoras anticonceptivas, etc... ¡y ni se les ocurra abortar!. Los que lo hacen son "fornicadores" porque el ser humano es malo y desobediente de Dios (¡pero Dios ordenó reproducirse!).

El sexo irresponsable lo definen como tener sexo sin importar las consecuencias, pero, yo digo, ¿acaso usar un condón no se lo hace precisamente porque se saben las consecuencias de no usarlo?.

¿Qué tiene de malo hacer el amor de vez en cuando? Es una verdad indiscutible que el ser humano es un animal que está hecho para reproducirse, es un instinto irresistible que no puede ser negado a la población en general, aunque a nivel individual sí puede hacerse, si fulanito cura párroco ha elegido no reproducirse voluntariamente es su decisión ¿por qué trata de imponérnosla a todos los demás?, ¿qué diferencia hay entre un condón y ser casto desde el punto de vista de la reproducción? casi ninguna.

Observemos el caso de los indígenas antes de la conquista de América. Ciertamente ellos no tenían los valores cristianos, ni usaban condones pero sus tribus nunca superaban el número que los recursos naturales les permitía mantener. Pero vemos que América prehispánica no tenía ninguna explosión demográfica. Con los argumentos de esta gente tendríamos que haber visto indios hasta debajo de las piedras pero vemos que esto no es así. ¿Cómo explican esto los defensores del "sexo moral"?. Aunque esto que digo es bastante engañoso pues hay muchos factores que reducen la natalidad y el número de habitantes de una región, digamos, sin control alguno. Aún con estos atenuantes ¿qué diferencia hay entre una plaga como medio de control poblacional y un condón?, se me ocurre que al menos con el condón nos ahorramos de que un hipotético hijo sufra una muerte horrible como consecuencia de una enfermedad mortal; esto solo sería un buen motivo para usar preservativos.

Recordemos que hasta no hace mucho tiempo era bueno tener una familia numerosa. Tener muchos hijos era un ventaja pues es mas mano de obra para sostener la familia, hay más posibilidades de que alguno de esos muchos hijos lleguen a la edad adulta, cada uno de ellos además puede aportar algo para sostener la vejez de sus padres, etc..., es decir las ventajas de tener muchos hijos antes del advenimiento de la tecnología eran muchas... pero hoy ¿qué sentido tiene?

Hoy en día la gente vive más y mejor. Cada niño que nace tiene exponencialmente más probabilidades de llegar a la edad adulta que hace tan solo 100 años atrás. La mano de obra para sostener la familia es casi superflua pues un padre de familia puede él solo sostener a su esposa e hijos (cuando estos son pocos) sin necesidad de que los hijos trabajen; peor aún, cuanto menos hijos tengan más fácil es poder mantenerlos. En los países desarrollados las pensiones jubilatorias hace innecesario que los hijos mantengan directamente a los padres, aunque lo hacen indirectamente, es cierto también que un matrimonio que ha perdido a sus pocos hijos también tienen asegurada su jubilación ¿para qué tener tantos hijos entonces? esta es la pregunta que la sociedad moderna se ha hecho y ha buscado la forma de "engañar" a la naturaleza, aunque me gusta pensar que es porque el instinto de supervivencia ha llevado al ser humano a planear cuántos hijos son suficientes. Y eso es natural.

La última carta que han jugado los defensores de la sexualidad cristiana (si es que eso existe realmente) es la carta moral. Dicen tener sexo "porque sí" es malo ¿el motivo?, Dios no lo quiere así, ¿el fundamento?, no existe. La Biblia no dice casi nada al respecto del sexo por deporte. De hecho la Biblia parece defender, y me animo a decir que hasta entiende el instinto humano, si leemos la cantidad de concubinas que tuvo un David o un Salomón, hay que ser muy ingenuo para no darse cuenta que estos señores tenían esas inmensas cantidades de mujeres para algo más obvio que abanicarles las orejas. De modo que el sexo solamente para traer hijos no está sustentado en la Biblia y puedo afirmar con mucho margen de seguridad que se trata nada más que de un prejuicio inventado por los propios cristianos.

Mi propuestas es sumamente simple: ten tanto sexo como quieras pero no traigas al mundo un hijo que no puedas mantener adecuadamente, se sigue que cualquier método anticonceptivo es válido. Fin de la discusión..Anticoncepción y religión
Breve reseña

por Kathleen O'Grady
Traducido ©2006 María García

(www.maria-garcia.com.ar)
Kathleen O'Grady, quien ha aportado mucho material a este sitio web, en especial el grueso de la bibliografía y una importante parte del debate sobre religión y menstruación, nos envió generosamente su artículo, Abajo, extraído de la Enciclopedia de las mujeres y religiones del mundo (The Enciclopedia of Women and World Religion, Serenity Young et al. (eds). Macmillan, 1999)

La anticoncepción ha sido conocida por la humanidad desde los tiempos más remotos. Antiguas fuentes hebreas, textos médicos islámicos de temprana data y escrituras sagradas hindúes indican con unanimidad que los anticonceptivos de hierbas pueden causar esterilidad temporaria. En nuestros días, sin embargo, no existe una posición uniforme en cuanto a la anticoncepción en el seno de las principales tradiciones religiosas; más bien, el tema está signado por una pluralidad de puntos de vista de seguidores, líderes religiosos y estudiosos. Todas las tradiciones expuestas abajo se fundan en nociones de fertilidad y procreación en el marco de la familia y, por ende, mientras que los puntos de vista sobre la anticoncepción son pendulares, ninguna religión aboga por un matrimonio sin hijos o el uso de anticonceptivos fuera de la Institución matrimonial.

La Biblia hebrea alienta la descendencia prolífica -procreen y multiplíquense (Gén 1:28) ha sido tomado tanto por judíos como por cristianos como el "primer mandamiento" de Dios- si bien existe sólo una referencia explícita al control de la natalidad; Génesis 38:9-10, en la que Onán "derramó su semilla en el suelo" (interruptus). Esto fue "maligno a la vista del Señor" y fue castigado con la muerte de Onán. La literatura hebrea talmúdica se estructura sobre este pasaje y prohíbe a los hombres el uso de cualquier artefacto anticonceptivo que desperdiciaría la "semilla masculina"; los anticonceptivos femeninos pueden llegar a permitirse por razones de salud (peligro para la madre o para el posible niño). Ésta continúa siendo la posición ortodoxa sobre la anticoncepción, la cual acepta la abstinencia como el único método anticonceptivo permitido para el control de la natalidad excepto cuando aplican razones de salud. Los criterios conservadores y de la Reforma, quienes advierten que el placer sexual en el matrimonio es lícito y ratificado por la literatura rabínica, autorizan el control de la natalidad por razones sociales, culturales y económicas aparte de aquéllas de salud aceptadas por la práctica ortodoxa, y dejan librada a los individuos la decisión (declarado oficialmente en la Conferencia Central de los Rabinos de EUA, 1930; y la Asamblea Rabínica de los EUA, 1935)

Antes de la década de 1930 todas las ramas cristianas estaban unidas en su firme rechazo a los anticonceptivos. La Conferencia de Lambeth de la Iglesia Anglicana (1930) señala el inicio del fin de la unanimidad, recomendando el uso de anticonceptivos artificiales cuando la abstinencia se estimaba impracticable. Del mismo modo, el Consejo Federal de Iglesias (1931) patrocinaba en forma moderada el uso de métodos del control de la natalidad artificiales. La mayoría de los más importantes ritos protestantes siguieron el ejemplo, y para 1961, el Consejo Nacional de Iglesias asumía una línea de conducta liberal en cuanto al uso de los anticonceptivos, dejándolo sujeto al mutuo consentimiento dentro del ámbito de la pareja.

La absoluta prohibición de los métodos de control de natalidad por la Iglesia Católica Romana, declarada por el papa Pío XI en su encíclica de1930, Casi Connubii, fue mantenida por la Humanae Vitae de 1968 (la encíclica del papa Pablo VI), y constituye la política actual de la iglesia. La posición católica sobre la anticoncepción está sumamente influenciada por la teoría de ley natural de Aristóteles, Agustín y Aquino, quienes consideran que el propósito final de la sexualidad es la procreación; interferir con esta finalidad sería una violación de la ley natural, y por lo tanto, un pecado. También sostienen esta postura algunas ramas anglicanas, evangelistas y de cristianos Fundamentalistas. La Iglesia Católica sólo aprueba la abstinencia y el método de planeamiento natural de familia (FAM) como técnicas apropiadas para el control de la natalidad.

A diferencia de la tradición católica, la Iglesia Ortodoxa Oriental no hace un distintivo moral entre los métodos de control de la natalidad artificiales o naturales. Ellos observan que muchos Padres de la Iglesia, así como los textos de Pablo en el Nuevo Testamento, no limitan la sexualidad a lo estrictamente reproductivo; la posición ortodoxa es que el sexo también es una expresión del amor dentro de la sociedad conyugal. No se ha hecho ninguna declaración oficial a fin de prohibir los anticonceptivos artificiales, mientras que el aborto, el infanticidio y la esterilización permanente sí han sido condenados. La Iglesia Ortodoxa permite que una pareja casada tome sus propias decisiones en cuanto al uso de anticonceptivos.

Existe una oscilación considerable sobre las actitudes hacia la anticoncepción en la fe islámica. El Corán establece: "No mates a tus niños por temor de empobrecerte" (17:31; y 6:151). Los críticos del control de la natalidad argumentan que este precepto puede hacerse extensivo al punto de incluir la prohibición de cualquier método de planeamiento familiar, mientras que los partidarios del control de la natalidad indican que este pasaje se refiere explícitamente al infanticidio, y señalan que no existe tal prohibición contra el control de la natalidad en el Corán. Es más, la literatura Hadiz o Sunna con claridad permite la práctica del interruptus ('azl), y hay fuentes que indican que el mismo profeta Mahoma practicaba 'azl (Sunna narrada por Jabir). Aquellos a favor de la anticoncepción argumentan que el control de la natalidad artificial se equipara moralmente a 'azl y por lo tanto debe ser aceptado. La mayoría de las tradiciones musulmanas permiten la implementación del co ntrol de la natalidad cuando hay involucradas razones de salud o el bienestar de la familia se encuentra afectado; esto proporciona una interpretación de gran flexibilidad y amplitud y se refleja en las vastas diferencias de criterio sobre planificación familiar de los distintos grupos y países musulmanes. A pesar de los diversos modos de ver, se mantiene el énfasis sobre la procreación en el seno familiar como obligación religiosa. Existe un rechazo unánime a la esterilización y el aborto.

El hinduismo fomenta activamente la procreación fructífera dentro del matrimonio pero no existe prohibición contra el control de la natalidad en esta religión. Los Upanisads describen un método de control de natalidad (Upanisad Brihadâranyaka) y en los Shastras se recomienda la abstinencia temporaria, mientras que se desaprueba el aborto. Aún así, existe una variada gama de pareceres sobre la anticoncepción en los estudiosos hindúes: Gandhi era partidario del control de la natalidad cimentado en la abstinencia y sin echar mano a medios artificiales, mientras que Radhakrishnan y Tagore, en la otra punta, promovían el empleo de métodos artificiales. India fue la primera nación en establecer una estrategia gubernamental de población basada en medidas del control de la natalidad.

Intereses comunes unen a las principales tradiciones religiosas en cuanto al tema del control de la natalidad. En cada una de ellas, los opositores del planeamiento familiar temen que los anticonceptivos promuevan la inmoralidad y el sexo ilícito, si bien se debe agregar que muchas creencias no occidentales temen que las políticas liberales anticonceptivas alienten un modelo de vida occidental que destruiría la familia y los valores familiares. Las disertantes feministas han considerado las prohibiciones que pesan sobre el control de la natalidad como una cortapisa a la sexualidad y la independencia femeninas.

Bibliografía

La mayor parte de la literatura sobre anticoncepción y religión se encuentra en los estudios sociológicos, sanitarios o de medio ambiente para el control poblacional. Específicamente sobre la relación entre control de la natalidad e instituciones religiosas hay muy poco material, pero se pueden encontrar referencias (en especial de pluma feminista) en textos más generales sobre mujer y religión o en artículos que tratan de la postura religiosa sobre el aborto.

Las opiniones del catolicismo y el islamismo sobre el control de la natalidad son las que han sido tratadas de forma más abarcativa por la literatura supletoria. El libro de Janet E. Smith "Humanae Vitae: Una generación después" (Humanae Vitae: A Generation Later, 1991) nos ofrece un examen sistemático de las implicancias morales y teológicas de los argumentos en contra de la actual prohibición católica sobre los métodos artificiales de control de la natalidad, y sostiene que la regulación de la Iglesia en el control de la natalidad es una extensión lógica de sus tradicionales enseñanzas sobre moralidad y familia; aunque éste es un texto conservador que respalda la prohibición de la anticoncepción sin duda nos ofrece la información histórica más detallada sobre las razones contra el control de la natalidad sostenidas por la Iglesia Católica hasta la fecha. De modo similar, el libro "Aborto, control de la natalidad y padres sustitutos: Una perspectiva islámica" (Abortion, Birth Control & Surrogate Parenting: An Islamic Perspective) por Abul Fadl Mohsin Ebrahim, desde el punto de vista musulmán mantiene una postura conservadora sobre la anticoncepción, aunque ofrece un listado claro y preciso de los principales textos y referencias religiosas sobre la materia. El análisis feminista sobre anticoncepción en la tradición islámica incluye "Islam, género y cambios sociales" (Islam, Gender and Social Change, 1998) editado por Ivonne Yazbeck Haddad y John L. Esposito y el "Islam y población" (Islam and Population) de Theodora Foster Carroll incluido en "Mujeres, religión y desarrollo en el tercer mundo" (Women, Religion, and Development in the Third World, 1983). La información más reciente sobre el enfoque religioso en cuanto a anticoncepción se puede encontrar en los registros de la conferencia de las Naciones Unidas sobre Población y Desarrollo llevada a cabo en setiembre de 1994 en El Cairo (Documento A/Conf.171/13). Ver en especial el capítulo VII: "Derechos reproductivos y salud reproductiva" y las objeciones que a este capítulo hicieron varios países islámicos y la Santa Sede. También están disponibles los archivos de la Conferencia Internacional Islámica en Rabat, 1971, en formato escrito, así como "Islam y planeamiento familiar2 (Islam and Family Planning, Isam R. Nazer et al. eds, International Planned Parenthood Federation, 1974).

En "Ética hindú para la vida moderna" (Hindu Ethics for Modern Life, pp. 5-35, en World Religions and Global Ethics, S. Cromwell Crawford ed., 1989) S. Cromwell Crawford incluye una extensa sección sobre el control de la natalidad en un contexto hinduista. Bardwell Smith entrega una descripción de las perspectivas budistas japonesas sobre anticoncepción en "Budismo y aborto en el Japón contemporáneo" (Buddhism and Abortion in Contemporary Japan, pp. 65-90 en Buddhism, Sexuality, and Gender, José Ignacio Cabezón, ed., 1992). El libro de Susan Power Bratton "Seis billones y contando: Regulación de la población humana y ética cristiana2 (Six Billion and More: Human Population Regulation and Christian Ethics, 1992) vincula la teología moral cristiana con cuestiones de anticoncepción y control poblacional. "La moral de la anticoncepción: Una opinión oriental ortodoxa" (The Morality of Contraception: An Eastern Orthodox Opinion, Journal of Ecumenical Studies, Vol. XI, No. 4, 1974, pp. 677-690) por Chrysostom Zaphiris, él mismo un teólogo ortodoxo, contrasta los pareceres de la Iglesia Católica Romana con los de la Ortodoxa Oriental sobre varios temas de planeamiento familiar. De modo análogo Harmon L. Smith coteja los puntos de vista anglicanos sobre anticoncepción con la teoría de la ley natural de los católicos en "Anticoncepción y ley natural: Medio siglo de reflexión moral anglicana" (Contraception and Natural Law: A Half-Century of Anglican Moral Reflection, pp. 181-200 in The Anglican Moral Choice, Paul Elmen ed., 1983).

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