jueves, 9 de febrero de 2012

La esclavitud ha tenido también un componente religioso




Robert C. Davis, historiador de la Ohio State University de Estados Unidos, acaba de publicar un libro en el que explica y denuncia la enorme importancia que lo que llama la “esclavitud por Fe” tuvo en la región del Mediterráneo entre los siglos XVI y XIX. Según Davis, esta esclavitud afectó a millones de cristianos y musulmanes de la época, pero ha sido obviada por la historia desde siempre, porque presenta una imagen de los cristianos opuesta a la cultivada en los últimos siglos, y que pretendía mostrar a los europeos como conquistadores y triunfadores, nunca como esclavos. Por Yaiza Martínez

.La esclavitud, de Jean-Baptiste Debret. Fuente: Wikimedia Commons.basado siempre en la opresión racial, una investigación reciente realizada por Robert C. Davis, profesor de historia de la Ohio State University de Estados Unidos, ha revelado que, en el pasado, la esclavitud estuvo a menudo más basada en la religión que en la raza. 


Entre los siglos XVI y XIX, la esclavitud se extendió en Europa, África y Oriente Medio a raíz de los largos enfrentamientos entre musulmanes y cristianos. En este periodo, al menos tres millones de personas de ambas religiones fueron esclavizadas por sus enemigos, asegura Davis. 

Según publica la Ohio State University en un comunicado, el autor ha acuñado el término “esclavitud por fe” para este fenómeno, sobre el que escribe en un libro recientemente publicado bajo el título “Holy War and Human Bondage: Tales of Christian-Muslim Slavery in the Early-Modern Mediterranean" (Guerra Santa y esclavitud humana: historia de la esclavitud cristiano-musulmana en la temprana edad moderna mediterránea). 

Equilibrio de fuerzas 

En su investigación, Davis estimó que, durante esos tres siglos, más de un millón de musulmanes fue esclavizado en Europa, y que otros dos millones de cristianos tuvieron un destino similar en el Norte de África y en Oriente Próximo. 

En aquella época, explica el historiador, las fuerzas del Islam y del Cristianismo estaban mucho más equilibradas, y ambos imperios tenían un poder similar en el mundo. En este contexto histórico, la esclavitud en la región del Mediterráneo estuvo ampliamente extendida y fue brutal. 

Por ejemplo, los piratas musulmanes capturaban barcos y asaltaban ciudades costeras del Mediterráneo y del Atlántico para buscar mujeres, hombres y niños para esclavizarlos. 

Los hombres eran enviados a remar en los barcos, a trabajar en construcciones muy dificultosas o a picar en canteras de piedra; mientras que las mujeres eran explotadas en labores del hogar o en harenes. También muchos miles de musulmanes fueron capturados y esclavizados en Italia, España y Malta.
Metodología de medición 

Para calcular la cantidad de personas que fueron esclavizadas en la época, Davis había desarrollado anteriormente una metodología específica: tomando las mejores estimaciones contemporáneas sobre cuántos esclavos estuvieron en cada localización en un tiempo dado, calculó cuántos nuevos esclavos reemplazarían a los esclavos muertos, escapados o liberados. 

En su nuevo libro, el investigador extendió esta misma metodología al cálculo de la cantidad de cristianos esclavizados en Oriente Próximo, y a la cantidad de esclavos musulmanes presentes en la Europa cristiana. 

Así, quedó claro que la esclavitud por fe en el mediterráneo no fue un fenómeno menor, como muchos historiadores han asumido, sino que constituyó un amplio negocio y una parte vital de la economía y del tejido social de la época. 

Esclavitud desconocida 

Dada la constatación de la magnitud y el impacto históricos de la esclavitud por fe, Davis se ha preguntado a menudo por qué mucha gente la desconoce y ésta no se enseña en las escuelas. 

Según el investigador, el origen de este desconocimiento podría estar en que la esclavitud por fe no encaja en las narraciones históricas que la población occidental tiende a asumir. 

Desde el descubrimiento de América en 1492 y hasta el siglo XX, la historia se ha centrado en la expansión colonial europea, y en la imposición del poder blanco europeo en el mundo. La esclavitud por fe no encajaría con la idea de los europeos triunfantes, puesto que muestra que éstos también estuvieron sometidos en algún momento. 

Estos esclavizados por su fe fueron tratados de manera similar a como lo fueron los esclavos africanos, afirma Davis: padecieron jornadas laborales interminables, fueron sometidos a labores de alto riesgo, estuvieron mal alimentados y fueron brutalmente maltratados. 

La esclavitud racial sólo se diferenció de la esclavitud por fe en el número de víctimas: entre 10 y 12 millones de africanos negros fueron esclavizados tras el descubrimiento de América, alrededor de tres veces el número de personas (entre tres y cuatro millones) que fueron esclavizadas en el Mediterráneo entre 1500 y 1800. 

Davis espera que la presente investigación ayude a que la gente recuerde una realidad histórica a menudo olvidada o ignorada. La esclavitud racial y la esclavitud por fe son consideradas por el autor de este estudio dos “enormes errores” fruto de una moral equivocada.
Religion en la esclavitud y practicas magicas
En 1755 se legalizaron los cabildos, asociaciones compuestas por africa­nos de una misma tribu o nación, que eran organizaciones de carácter religioso pero también sociales y pro­tectoras de sus miembros. Santería, palo monte y abakuá son hoy las prácticas rituales más importantes.

Los abakuás veneran al pez llama­do Tanse, animal sagrado que encier­ra secreto mágicos y fuerzas sobrana­turales, si bien el pez también es un símbolo cristiano. Tanse es evocado por los abakuás a través del tambor sagrado, el ekue, que significa en len­gua efik «leopardo», siempre invisible. Ataviados con atuendos coloristas, los íreme o diablitos danzan siguiendo el ritmo, se representa originalmente el ciclo vital: nacimiento, maternidad, cénit de la vida, vejez y muerte.
Pero los sacerdotes (santeros) no son meros maestros de ceremonia, sino también intérpretes del futuro. Tanto en el abakuá como en la san­tería hay una diosa mayor llamada Ochún y otros veinte dioses llamados orishas. Dada la fuerte presión a con­vertirse al catolicismo, los afrocuba­nos empezaron a disimular a sus dio­ses cubriéndolos con los mantos de los santos católicos. Resulta difícil determinar si intentaban así camuf­larlos o si creían reencontrar a sus deidades en los santos cristianos.

En la analogía con el catolicismo, el sexo de las divinidades no corre­sponde ai de los santos, pero esto molestaba poco, sobre todo porque muchos dioses africanos son her­mafroditas. Ochún es la Venus de los lucumís, diosa del amor y la sexuali­dad símbolo de la coquetería y la vanidad. Su gemela católica es la Virgen Maria a la que rezan muchas cubanas sin hijos. Obbatalá es el hijo del dios supremo Olofi, quien ordenó a Obbatalá la creación del hombre. Simboliza la edad eterna, la paz y la concordia. Oyá es la diosa de la muerte y dueña del cementerio y de los vientos; Babalú Ayé es el dios de las enfermedades; Yemayá es madre de la vida y diosa de las aguas, pro­tectora de la maternidad y de los marineros; Olokun, dueño de la pro­fundidad del océano, no puede ser evocado por un sacerdote de santería sin arriesgarse a morir en el éxtasis.
Durante la danza ritual los tam­bores botá dan ritmo a los bailarines llamando a los orishas a que se ma­nifiestan en el éxtasis. Cada tambor tiene su propia voz y función. Canto de evocación, humo de puro, "Velas ahumantes cargan la atmósfera.
También los colores desempeñan un significativo papel, porqne se asig­na a cada deidad y a su correspondi­ente santo cristiano un color caracte­rístico. Los dioses se aplacan con ofreodas de flores y animales. Estaveneración a los santos tiene hoy en día una gran importancia para cual­quier cubano indepentdientemente del color de su piel.
Guanabacoa y regla, barrios de La Habana son considerados centros pricipales de la santeria. En el culto palo monte no se venera a los dioses sino a fuerzas existentes en el mundo.

EI círculo domina la representación ­del esprítitu Mamá Kengue Obbatalá (ocha-santería) - Las Merce­des (catolicismo) (@@@@@@@ 58, n° 5). El círculo rodeado de rayas paralelas de dos en dos representa el sol. Las líneas paralelas que rodean al sol son los pilares de la sabiduría. El punto interior representa el nacimiento del ser humano. Por lo tanto, el ser hu­mano está bajo la jurisdicción de Olofi (Dios). Las flechas superiores significan el movimiento fluido de lo físico y lo mental.
Makuto Judío (@@@@página 60, n° 12)
El círculo representa el espíritu del nfumbe que ha sido dedicado para el daño (se le llama judío). La línea horizontal es el camino interrumpido por las encrucijadas del consultante. Las flechas cruzadas inferiores signi­fican los grandes poderes físicos y mentales; el círculo de espíritu que se levanta poderoso en su fluir hacia la flecha de la derecha tiene el signi­ficado de dirigir estos poderes al desenvolvimiento positivo.
Kalunga (@@@@página 58, n° 4)
El cír­culo representa la luna llena que influye en la fuente vital: el agua. Lo mismo el mar que el río.
La flecha vertical representa el mar en toda su universalidad y misterio profundo. La flecha horizontal representa los ríos caudalosos, riachuelos, lagunas que convergen en el mar. Son las venas de la Tierra. El majá o ñoca es la protectora de todas estas fuerzas místicas en su conjunto. Las cruces representan la espiritualidad de la nganga.
Kunanquisa (Odudúa) - Tiembla Tierra - Mamá Kengue (Obbatalá) (@@@@Página 58, n° 3) El triángulo repre­senta el fuego del interior de la Tierra, el renacimiento espiritual. El semicírculo apoyado en una línea vertical simboliza el creciente de la conciencia, la línea del destino que lucha en dirección ascendente para llegar a manifestarse como percepción espiritual. Los círculos represen­tan la realidad concreta del mundo de los conocimientos.

Lucero (@@@@Página 60, n° 13) El trián­gulo del que parte la flecha central significa el fuego que al encender la fula (pólvora) hace vibrar el espíritu que vive en la prenda o nganga. La flecha en posición vertical alcanza lo superior. Las flechas que se cruzan, una indica dualidad entre lo físico y lo mental y la otra representa estos dos grandes poderes. El sol es el sím­bolo de lo infinito. Las flechas interi­ores representan la ampliación de lo físico y lo mental. Las tres flechas superiores significan el movimiento fluido de los físico y lo mental.Nfuiri (@@@@Página 59, n° 8) Flecha central que se dirige al infinito de su inmaterialidad. Círculos atravesados con flechas es el espíritu en una di­rección: la naturaleza animal y en la otra, la espiritual. El triángulo dividi­do en dos representa la materia y el espíritu que se despiden en su repre­sentación material de la Krillumba con seis elementos que conformaron al difunto. La flecha que entrelaza la parte inferior es la representación de la ñoca o majá, guardián de la espiri­tualidad del muerto.Baluande-Yemayá (@@@@página 61, n° 16) [Baluande-Yemayá-siete mares en tor­menta] La flecha vertical: eje central del nfumbe-espíritu. Flechas horizon­tales formadas por los siete mares: mar Caribe (turbulento), mar del Norte (muy turbulento), mar Rojo (normal), mar Negro (normal), mar Báltico (turbulento), mar Caspio (tran­quilo) y mar Muerto (tranquilo). El triángulo significa el fuego que que ma. Los semicírculos representan el plomo y el hierro.

Centella Sácara Empeño (@@@@página 59, n° 7) Sincretismo en la Brillumba con el Ánima Sola. Hechas a la izqui­erda para guerrear y a su vez abrir el camino hacia un trabajo para el daño.
En la finna central obedece a la comunicación con el espíritu de la prenda-nganga para trabajar el mal que se desee. Las cruces tratan de nivelar los efectos del trabajo para mal oficiados por el Tata o Padre. Los círculos corresponden a los malos espíritus. Las flechas enroscadas representan la ñoca, majá de Santa-­maria, oriundo de Cuba. La flecha que envuelve al círculo es para cim­brar a esos espíritus y que obedezcan el mandato de ngueyo (iniciado) que lo pide.
Kengue - Obbatalá (santería) - Las Mercedes (catolicismo) (@@@@Página 61, n° 17) Las flechas con las formacio­nes irregulares representan ríos, mares. tempestades, lomas: la crea­ción en su universo. La flecha cen­tral, la firmeza en la tierra (Ntoto) y la finneza en el firmamento (Nsulu).
Sarabanda Muñunga Tarambele Ndoki (Pagina 59, n° 6)
Zarabanda: Brillumba sincretiza a San Pedro.
Tarambele: Brillumba sincretiza a San Roque.
Muñunga: Ánima Sola: Antonia Gervasio (Creencias Populares).
Ndoki: representación del espíritu malo.
Flecha central: Guerra-luna en men­guante.
Flecha horizontal: siete rayos para la guerra.o : espíritus malos.+ : espíritus buenos.Flecha que envuelve la central: ñoca o majá (fuerza protectora). Semicírculo: representación de la loma donde va el trabajo y las nueve flechas representan el cementerio.Firma para espantar un espíritu (@@@@Página 60, n° 11) La flecha central indica en este caso el camino a seguir por el espíritu perturbado cuando ha sido desencarnado. La flecha irregu­lar representa un espíritu que en vida fue un signo astrológico de agua, por lo tanto es río. Las cruces y los círcu­los son las vibraciones positivas y negativas en contraposición y equili­brio. El signo de la izquierda es un creciente de la conciencia que fluye hacia arriba al círculo del espíritu, repitiéndose para terminar finalmen­te con la línea recta inclinada para alcanzar su objetivo, terminando en la flecha del deseo. Las dos flechas superiores indican la dualidad entre el mal físico y el mental.

Traducción al español de
Cristina Peláez
 ESCLAVOS O HIJOS
OBLIGACION O AMOR
P o r
George Davis
siervo, -va 
m. f. Esclavo.siervo, sierva
sustantivo
esclavo, ilota*, vasallo. señor, amo, jefe, libre.
Diccionario Manual de Sinónimos y Antónimos de la Lengua Española Vox. © 2007 Larousse Editorial, S.L.
Nombre que una persona se da a sí misma respecto de otra para mostrarle obsequio y rendimiento.
catol. siervo de Dios Persona que sirve a Dios y guarda sus preceptos; persona muy cuitada, pobre hombre.
rel. Persona que profesa en una orden o comunidad religiosa que por humildad se denomina así.
_____________________________________
Pero también digo: Entre tanto que el heredero es niño, en nada difiere del esclavo, aunque es 
señor de todo; sino que está bajo tutores y curadores
1
 hasta el tiempo señalado por el padre. Así 
también nosotros, cuando éramos niños, estábamos en esclavitud bajo los rudimentos
2
 del mundo. 
Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la 
ley, para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos  la adopción de 
hijos. Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: 
¡Abba,  Padre! Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio 
de Cristo. (Gál. 4:1-7)
El “esclavo” y el “hijo” en  este pasaje de Gálatas representan dos aproximaciones completamente 
diferentes a Dios,  resultando en dos realidades diametralmente opuestas. El uno conduce a la 
libertad, el otro a la esclavitud. Uno busca la gloria del hombre, el otro la exaltación de la persona y 
obra de Cristo. Si bien el pasaje de arriba fue escrito cerca de 1900 años atrás, el dilema que allí se 
discute es todavía relevante y corriente al Cristianismo contemporáneo. Como lo fue en los días de 
Pablo, así es hoy en día, y cada “creyente” encajará en una de estas dos categorías: esclavos o 
hijos.
ESCLAVOS
Para los esclavos, la idea de dirigirse directamente a Dios es muy radical. Ellos saben poco del 
testimonio interior del Espíritu Santo que los lleva a toda verdad. Su camino preferido para ser 
guiados es el gobierno externo, por ejemplo, tutores y curadores. El guardián o maestro es la ley. 
(Compare Gálatas 3:34-35). Los esclavos bajo el maestro están en esclavitud bajo lo que Pablo 
llama “los rudimentos del mundo”. Tal vez usted se pregunte, ¿Qué son los rudimentos del mundo?
LOS RUDIMENTOS DEL MUNDO
En el versículo nueve del mismo capitulo, Pablo prosigue indagando a los creyentes Gálatas con esta 
pregunta: “…mas ahora, conociendo a Dios, o más bien, siendo conocidos por Dios, ¿cómo es que 
os volvéis de nuevo a los débiles y pobres rudimentos, a los cuales os queréis volver a esclavizar?”. 
A lo que Pablo se estaba refiriendo con eso de débiles y pobres rudimentos es la clase de 
conocimiento religioso que existía entre los judíos antes que viniera Cristo, los principios básicos de 
religión. Refiriéndose a esa religión, Pablo escribió: “Porque Agar es el monte Sinaí en Arabia, y 
corresponde a la Jerusalén actual, pues ésta, junto con sus hijos, está en esclavitud (Gál. 4:25). 
Pablo no se andaba con rodeos; para el la religión era sinónimo de esclavitud.
Pablo también advirtió a los creyentes de Colosas de cuidarse de ser  convencidos o ser  llevados 
cautivos  “por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres,
conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo” (Col. 2:8). Esta es la antigua opción que 
tenemos frente a nosotros, los rudimentos del mundo o Cristo, los débiles y pobres  rudimentos o 
Cristo, religión o Cristo. La palabra rudimentos aquí es la misma palabra griega  stoicheion que 
también se traduce  elementos en nuestros textos. Pablo continua preguntando “Pues si habéis 
muerto con Cristo en cuanto a los rudimentos (elementos) del mundo, ¿por qué, como si vivieseis 
en el mundo, os sometéis a preceptos tales como: No manejes, ni gustes, ni aun toques…” Los 
principios básicos del mundo efectivamente tienen apariencia de sabiduría, pero no son sabiduría. 
Solo parecen serlo. Son auto impuestos, rigurosos, y motivados por falsa humildad. (Ver Col. 2:20). 
Estos principios mundanos alientan la negación y sometimiento del cuerpo, pero no tienen ningún 

 valor en someter la carne o la naturaleza pecaminosa. Solo hay una cura para la carne, y esa es la 
cruz.
Esclavos bajo el maestro (la ley) intentan relacionarse con Dios a través de preceptos y tradiciones 
externas. “Solo piensan en lo terrenal” (Fil. 3:19). Están preocupados con el mantenimiento de sus 
templos y la perfecta ejecución de sus cultos, arreglos, rituales, y ceremonias. Su acercarse a Dios 
está movido primeramente por la voluntad humana; de ahí el término culto voluntario (Col. 2:23). 
Su foco está en lo externo y observable de la ceremonia. Ellos encuentran seguridad en los 
estatutos y credos. Se involucran en abstinencias y austera disciplina propia; la misma clase que 
Pablo dijo que no tenía valor alguno contra los apetitos de la carne. Porque si por la energía de la 
carne usted intenta someter a la carne, la carne se hace más fuerte. Es como combatir el fuego con 
gasolina. El esclavo está motivado por el temor y lúgubres tareas religiosas. Como esclavos bajo el 
maestro, ellos están atados; atados por obligaciones para cumplir la ley de una religión sin Espíritu. 
Peor aun, por medio de evitar la cruz, en un intento de someter la naturaleza pecaminosa en sus 
propias fuerzas, se han vuelto enemigos de la cruz.
En su excelente artículo titulado “En búsqueda de la Identidad”, Douglas Weaver escribió:
“Porque nada pervierte y cambia más el propósito de Dios que nuestros bien intencionados, nobles, 
y temerosos intentos de seguir a Jesús.”
¡Cuan cierto! Efectivamente nada es tan detestable para Dios y tan honorable para el hombre como 
lo es la carne religiosa. El hombre siempre alaba lo que ve como excelencia humana. El aplaudirá el 
sudor y la tenacidad humana. El se impresiona con la fortaleza e inteligencia humana. La religión se 
mueve por la pura fuerza del remar humano. Usted debe remar, y remar, y luego seguir remando. 
Cuanto más fuerte usted rema, más grande es la ilusión de que usted realmente está yendo hacia 
algún lugar. La religión seguramente debe tener solo un remo en el agua, porque siempre termina 
exactamente donde empezó. ¡No es así con el Cristianismo! El verdadero Cristianismo es impulsado 
solamente por Cristo; Cristo más nada.
James A. Fowler enfoca este punto por medio de hacer la conmovedora pregunta: “La pregunta 
hipotética puede hacerse, “¿Si Dios pudiera y muriera esta noche, que pasaría mañana con “la 
religión cristiana?” ¡La respuesta es nada! ¡La religión cristiana seguiría funcionando como si nada, 
porque Jesucristo, como Dios, no es de todos modos la esencia y la dinámica de lo que ellos están 
haciendo! ¡Si Dios muriera esta noche, para la religión mañana sería un día laboral como todos! 
¡Para la religión Cristiana no es necesario Dios en Cristo; solo hombre y dinero!
Por otro lado, el Cristianismo genuino requiere la presencia y funcionamiento de la vida y persona 
del viviente Señor Jesús. ¡Cristianismo es Cristo! Jesucristo no es solo el fundador histórico de la 
religión Cristiana; El es la esencia espiritual vital del Cristianismo. Esta es su función ontológica
3
dinámica dentro de la humanidad receptiva. Otra pregunta hipotética puede ser hecha. ¿Si usted 
pudiera sacar a Cristo fuera del Cristianismo, que quedaría? Nuevamente es posible responder, 
“¡Nada!” O es posible que si usted quitara a Cristo fuera del Cristianismo, todo lo le quedaría es su 
propia orientación personal, su propia y perpetua religión de “Yo-ismo”.
HIJOS
A diferencia de aquellos que son guiados y gobernados externamente por el maestro,  aquellos 
herederos que han recibido lo que Pablo llama “la adopción de hijos”, tienen una motivación 
completamente diferente. El Espíritu de los Hijos de Dios que claman “Abba Padre”, los mueve. Ellos 
son movidos a la acción por el mismo Espíritu de Jesús. El Espíritu de Amor es el cumplimiento de la 
ley en carácter y acción. Es posible cumplir externamente a las expectativas de la ley, mientras que 
internamente esta por debajo de la gloria de Dios (Fil. 3:6). Debido a que la ley era para reflejar el 
carácter tanto santo como amoroso de Dios, el que guarda la ley debe entonces obedecer en pureza 
de carácter y acción. Si bien el hombre puede obedecer en cuanto  a  acción, ciertamente fallará 
cuando se trata de pureza de carácter. El hombre no pudo guardar la ley así como no pudo hacerse 
                                                
3
 Real. De pura existencia.2
a sí mismo puro y santo. El hombre está esencialmente equivocado, falla a la gloria de Dios no solo 
en acción, sino también en esencia . La ley fue dada para revelar este dilema.
Pero sabemos que todo lo que la ley dice, lo dice a los que están bajo la ley, para que toda 
boca se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios; ya que por las obras de la ley 
ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el
conocimiento del pecado. (Rom. 3:19-20)
La ley no pudo redimir al pecador; solo demostró cuan pecador es. Es imposible para el hombre 
mortal el guardar verdaderamente la ley. No fue dada para ser guardada, sino para ser trasgredida 
y así probar la ineficiencia del hombre, para que cada uno aparezca culpable ante Dios, sabiendo 
cuan inútil es nuestra condición. La ley probó que no importa lo que el hombre haga, el está 
esencialmente errado; es un pecador. El hombre no es un pecador porque peca; el peca porque es 
un pecador. Lo que hace fluye de lo que es, fuera de lo que es por dentro. Jesús hizo esta pregunta 
a los Fariseos: “¡Generación de víboras! ¿Cómo podéis hablar lo bueno, siendo malos? Porque de la 
abundancia del corazón habla la boca” (Mat. 12:34). Ellos eran esencialmente malos por naturaleza, 
en las mismas fibras de su ser. Ellos eran pecadores religiosos. Religión es el intento de hacer lo 
correcto sin una transformación interior, para parecer bueno por fuera.
“Yo he visto que el reino debe ser interno antes que externo, que es un reino de ideas, y no uno de 
fuerza bruta; que Su gobierno es sobre los corazones,  no sobre lugares; que Sus victorias deben 
ser por dentro antes que por fuera; que El busca controlar espíritus en vez de cuerpos; que ningún 
triunfo Le puede satisfacer que no sea un triunfo sobre el corazón; que  e n   suma, donde Dios 
realmente reina, la rendición deber ser una rendición interna del convicto hombre libre, y no 
meramente la rendición externa de un esclavo conquistado. Milton dijo: ‘Quien vence por la fuerza 
solo ha conquistado la mitad de su pie’, y he visto que esto es cierto”. (Hannah Whitehall Smith)
Jesús, refiriéndose a la justicia puramente externa de los escribas y fariseos, dijo:  “Porque os digo 
que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de 
los cielos” (Mat. 5:20). Como sepulcros blanqueados, ellos estaban adornados por fuera, pero por 
dentro era otro asunto. Ellos estaban esencial y cualitativamente errados. Pablo indicó que guardar 
las observancias externas de la ley era tener su propia justicia. “…no teniendo mi propia justicia, 
que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe…” (Fil. 3:9). 
Debemos asumir que lo mejor que uno puede desear para ser perfectamente obediente a la letra de 
la ley es su propia justicia. Sin mancha o no, con todo no es la justicia de Dios, y todavía está por 
debajo de la gloria de Dios.
El amor es el cumplimiento de la ley (Rom. 13:10). Toda la ley se cumple en una palabra, aun en 
esto, amarás a tu prójimo como a ti mismo (Gál. 5:14).  Es muy importante que hagamos esta 
distinción. Si su justicia depende de su pureza, no es la justicia de Cristo, es nuestra, y debido a eso 
no es aceptable para Dios. La justicia que es por la ley debe contarse como pérdida si hemos de 
ganar a Cristo. (Vea Fil. 3:6-8)
Yo creo que una de las necesidades urgentes en esta hora es que los hijos de Dios entiendan  estas 
verdades para que sean liberados de la esclavitud del guardián a la gloriosa libertad de los hijos e 
hijas de Dios. 
En vez de la esclavitud de estar obligados a una mecánica, y sí, cristianizada adherencia a la ley, los 
hijos de Dios deben ser libres para seguir el gemir interno del Espíritu de Cristo. Libres para 
responder a esos avisos del Espíritu que son en sí mismos el cumplimiento de la ley. Los hijos e 
hijas de Dios que han recibido el Espíritu de su Hijo sirven sin ningún deseo de recompensa. Se les 
ha dado el Espíritu de Jesús, el Espíritu que anhela la victoria del Padre, el Espíritu apasionado por 
un deseo de agradarlo, el Espíritu que valora la honra que viene de Dios. El Amor es esa pasión 
inexplicable por el éxito y bienestar del otro, y estos hijos son conducidos por tal pasión. Una pasión 
tan intensa que si es necesario, ellos darán sus vidas por los que aman. A diferencia del esclavo que 
está bajo guardia quien esta motivado por un triste sentido de obligación religiosa, esos hijos que
conocen el Espíritu que clama “Abba Padre”, entienden lo que significa ser controlados por el amor.
El Espíritu de Cristo obra en ellos una divina voluntad de hacer. Esto es mucho más que religión, 3
tanto más que las formas externas de religión, es una justicia que excede lo puramente externo. El 
poder y la pasión del amor inspira y capacita a estos hijos e hijas de Dios.
El engaño favorito de Satanás es engañar a los hijos de Dios para ver al Cristianismo como un 
sistema religioso en vez de una unión viva con Cristo; ver al Cristianismo como una disciplina, y la 
verdad como un cuerpo de doctrinas. Si este truco tiene éxito, el los pude llevar cautivos en 
cadenas de esclavitud de filosofías y tradiciones del hombres. El primer paso hacia esta esclavitud 
es  ver al Cristianismo como cualquier otra cosa que una unión vital con Cristo. El verdadero 
Cristianismo no puede ser llevado a cabo bajo los débiles y pobres elementos de este mundo. La 
verdadera obediencia no es observar a regañadientes y a puño cerrado a cada abrumadora lista de 
“hacer” y “no hacer”. Es Cristo, el perfecto Hijo, viviendo Su perfección a través nuestro. Si bien 
ellos saben que la cruz puesta frente a ellos les puede causar indecibles penas y sufrimientos, esos 
hijos e hijas motivados por el Espíritu de Jesús, con todo claman: “Mas no se haga mi voluntad, sino 
la tuya”. Este es el Espíritu de Jesús, el Hijo que voluntariamente transitó la Vía Dolorosa llevando 
Su cruz y la mía. Es el Espíritu de tal amor que lleva voluntariamente los horrores del calvario. Son 
esos que guiados por este Espíritu quienes son hijos e hijas de Dios (Rom. 8:14).
Esos pobres y subyugados esclavos quienes todavía intentan ser gobernador por el maestro, ¿no 
saben que el maestro era para llevarnos a Cristo? ¿No saben que la escuela no está afuera, sino 
cerrada, y que el maestro esta sin trabajo? (Gál. 3:24,25). Muchos aun buscan al viejo maestro 
para clases privadas, queriendo volver bajo su demandante, cruel, y predecible tutelaje. ¿No saben 
que están volviendo a los débiles y pobres elementos? Dios ofrece adopción, pero ellos prefieren la 
esclavitud. Ellos ansiosamente extienden sus pies a los grillos, y sus muñecas y cuello al cepo.
Somos llamados como herederos. ¡No somos esclavos que debemos servir debido al temor y a la 
obligación! Somos llamados a ser hijos e hijas de Dios guiados por el Espíritu, motivados por el 
Espíritu de Cristo, el Espíritu que nuestro Padre ha enviado a nuestros corazones y que clama “Abba 
Padre”, el Espíritu que nos permite una correcta relación con El. ¿Entonces cual va a ser? ¿Cuál será 
elegido? Le dejo con esta pregunta, a ser contestada solamente entre usted y Dios. ¿Qué es lo que 
mejor describe el Cristianismo: obligación o amor, esclavo o hijo?

 

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