viernes, 30 de septiembre de 2011

dia de la blasfemia



blasfemia
1.f. Palabra o expresión injuriosa contra Dios o las personas o cosas sagradas:
no digas blasfemias, que te va a castigar Dios.
2. Injuria grave contra una persona:
escribió un artículo lleno de blasfemias contra su persona.




30
Día de la Blasfemia


La blasfemia se suele definir como “Grave irreverencia hacia cualquier persona o cosa digna de ser estimada”. También como “Ofensa contra Dios”. Desde el punto de vista del psicoanálisis, la blasfemia es, para algunos, inevitable:
Las blasfemias poseen la tonalidad afectiva e intelectual propia de la neurosis obsesiva. El paciente sufre una incoercible propensión a producir blasfemias.
(Amparo Cabrera. “Una paradoja del habla”)

Monja rezando o blasfemando, según se mire
En el feudalismo, la blasfemia se castigaba con la mordaza, paseando al delincuente con la lengua atada a un palo. Otras veces se agujereaba la lengua con un clavo, se le cortaba o se marcaban los labios con hierro incandescente. En España fue delito hasta 1978, año en que fue sustituida por “ofensas a la religión”. Luis Buñuel consideraba la blasfemia como un arte:
El idioma español es el más blasfematorio del mundo. La blasfemia española asume fácilmente la forma de un largo discurso en el que tremendas obscenidades, relacionadas principalmente con Dios, Cristo, el Espíritu Santo, la Virgen y los Santos Apóstoles, sin olvidar al Papa, pueden encadenarse y formar frases escatológicas e impresionantes. La blasfemia es un arte español.
(Luis Buñuel, “Mi último suspiro”)

Los pobres celebran una cena en "Viridiana" de Buñuel
Los textos católicos aconsejan huir de la blasfemia propia y corregir la blasfemia ajena:
Si en alguna ocasión oyes alguna blasfemia y puedes corregirla, hazlo así. Y si no puedes, di: «Alabado sea Dios». Si lo dices en voz alta, mejor; y sino te atreves, al menos, dilo en voz baja.
(Jorge Loring, “Enciclopedia del católico”)

En la enciclopedia del católico quizás no venga
ninguna instrucción para esta situación
Partiendo de la blasfemia por antonomasia, el paradigma “Me cago en Dios”, se pueden encontrar infinitas variantes. Un conocido lema anarquista español asegura que “Los obreros de este país se cagan en Dios cada día”, como así es.
A raíz de unas inocentes caricaturas de Mahoma publicadas en una revista belga, se produjeron algunos disturbios a principios de 2006 por parte de fundamentalistas islámicos. El periódico alemán Die Welt lo dejó muy claro:
La democracia es la forma institucionalizada de libertad de expresión. No existe el derecho a protegerse de la sátira en Occidente. Lo que existe es el derecho a la blasfemia.
El desayuno Mahoma es clavadito al profeta
El semanario satírico francés Charlie Hebdo fue absuelto en marzo de 2006 del delito inexistente de blasfemia. Así lo explicaba su director antes de saber la sentencia:
Blasfemia moderna 22-3-2007 02:57:21
PHILIPPE VAL
Está previsto que un tribunal francés decida hoy si yo y «Charlie Hebdo», el periódico que dirijo, cometimos un crimen al publicar caricaturas del profeta Mahoma. Si, como defienden las organizaciones de musulmanes franceses que han presentado la demanda, el tribunal decide que soy culpable de «insultar públicamente a un grupo de personas a causa de su religión», de racismo básicamente, podría ir a la cárcel durante seis meses y ser multado con miles de euros. En el desenlace de este juicio hay mucho en juego para la libertad de expresión en Francia y en Europa.
Es necesario explicar brevemente las circunstancias. Como recordarán, las «caricaturas danesas» originales fueron publicadas en septiembre de 2005 en el «Jyllands-Posten» de Dinamarca, sin que despertasen mayor interés. Pero más tarde, ese mismo año, un grupo de imanes fundamentalistas daneses se embarcó en una gira por Oriente Próximo para denunciar lo que ellos afirmaban que era racismo antimusulmán en Dinamarca. Basaron su argumentación no sólo en las 12 caricaturas publicadas en el «Jyllands-Posten» que llevaron consigo, sino además en otras con claras connotaciones racistas, que acabaron por encender la chispa. Toda la historia nació a raíz de una especie de manipulación de la opinión pública en países como Egipto, Yemen y Sudán, donde la tasa oficial de analfabetismo alcanza el 80 por ciento.
Estallaron los alborotos en Oriente Próximo. En Siria y en Irak hubo manifestaciones enormes, por lo general organizadas por la Policía, puesto que en esas dictaduras está prohibida cualquier protesta no autorizada por el Gobierno. En Líbano incendiaron la Embajada danesa, lo cual constituye un acto de guerra. En muchos países musulmanes fueron atacadas empresas danesas, sin que ello molestase en exceso a los demás Estados miembros de la Unión Europea. Todo lo contrario: muchos dijeron que el «Jyllands-Posten» era un periódico xenófobo, lo cual es mentira, y que Dinamarca es un país xenófobo, lo cual es igualmente falso. (Durante la última guerra, cuando los nazis pidieron a los daneses que entregasen a los judíos, los daneses fueron los únicos europeos, junto con los búlgaros, que se negaron).
En febrero del año pasado, el director del diario «France Soir», Jacques Lefranc, decidió publicar las caricaturas en Francia. Le despidieron inmediatamente. Y fue para protestar contra el despido de Lefranc por lo que yo decidí a mi vez publicar las caricaturas en «Charlie Hebdo». Nuestro titular de portada fue «Mahoma desbordado por los extremistas», acompañado de un dibujo de Cabu en el que salía el profeta tapándose los ojos con las manos y llorando, con la leyenda «Es duro ser amado por idiotas». Invité a mis colegas de la prensa diaria y semanal a que también reprodujesen las caricaturas danesas. La mayoría de ellos publicaron algunas; sólo «L´Express» las publicó todas.
Antes de publicarlas, me presionaron para que no lo hiciese y fui convocado por el jefe de gabinete del primer ministro; me negué a ir. Al día siguiente, la Gran Mezquita de París y la Unión de Organizaciones Islámicas de Francia interpusieron una demanda para evitar que ese número de «Charlie Hebdo» saliese a la venta. El Gobierno les dio su apoyo, pero la demanda fue rechazada.
Tras la publicación de las caricaturas, los grupos musulmanes me atacaron con demandas por racismo. El presidente Jacques Chirac, que ha defendido el juicio recién concluido, les ofreció los servicios de su abogado personal, Francis Szpiner, Dalil Bobakeur, rector de la Gran Mezquita, que siempre hace caso de las órdenes del Elíseo.
Con todo lo que peligra en este caso, el desenlace del cual ignoro en el momento de escribir estas líneas, nos han mostrado su apoyo políticos franceses de todos los colores. En la derecha, los candidatos a la presidencia François Bayrou y Nicolas Sarkozy, y en la izquierda, el secretario general del Partido Socialista, François Hollande, han salido en defensa de «Charlie Hebdo». No se lo había pedido. Toda una serie de intelectuales judíos, cristianos y musulmanes se han sentado en el banquillo de los testigos para salir en nuestra defensa, y a través de nosotros, en defensa de la libertad de expresión en un Estado de derecho. Estas caricaturas no criticaban a los creyentes, sino la religión cuando se convierte en coartada para perpetrar actos terroristas. Cuando la religión abandona el ámbito de lo privado, se convierte en una ideología como cualquier otra y debe aceptar que la critiquen con la misma virulencia que a cualquier otra ideología. Es algo que forma parte de la esencia misma de la democracia.
Puesto que resulta impensable que se pueda convencer al Parlamento francés de que restablezca la blasfemia como crimen, los demandantes eligieron la vía legal para intentar conseguir un veredicto que prohíba cualquier crítica de la religión. Pero si desea sobrevivir, la democracia debe enfrentarse a los dogmas. Es algo que vimos cuando se reconocieron los derechos de las mujeres y de los homosexuales; es algo que volvemos a ver hoy en día con la defensa de la investigación sobre las células madre, por ejemplo. Este juicio es importante para todas las formas de expresión que deberían florecer en democracia: la pintura, el cine, la literatura, el periodismo, la investigación científica, e incluso la libertad de expresión de la que se hace uso todos los días. Los límites de esta libertad ya los establecen las leyes que protegen la vida, y que penalizan el racismo, los insultos y la difamación. Nadie incumplió ninguna de ellas al publicar las caricaturas danesas.
G The Wall Street Journal
AFP
Repetiremos las blasfemias reproducidas en un hilo de la web Librexpresion.org:
Me cago en Dios
Me cago en la Vigen puta y en el corazón de Cristo
Me cago en el puto niño Dios
Me cago en Dios, en España, y me sobra mierda para hacer un castillo
Me cago en Dios, en la Virgen y en todos los santos puestos en fila. ¡Y que Dios me perdone si me dejo alguno!
Me cago en Dios, en Buda y en las pelotas de Mahoma
Me cago en Dios y en el Copón Bendito
Me cago en las tetas de la Virgen para que el niño mame mierda
Me cago en los 18 (los 12 apóstoles, los 4 evangelistas, Dios y su puta madre)
Me cago en Dios y me limpio en las bragas de la Virgen
Me cago en los cuernos de Cristo
Me cago en las cinco llagas de Cristo
Me cago en Dios, en la cruz, en el carpintero que la hizo y en el hijo de puta que plantó el pino
Me cago en el corazón ensangrentado de tu puta madre, bastardo
Me cago en Cristo en un barril y todos los santos de tapadera
Me cago en la Santísima Trinidad, primero juntos y luego por separado
Me cago en los muertos de la Virgen puta y en los patucos del Niño Jesús

Amén
Las blasfemias o juramentos no tienen por qué ser empezadas por la expresión “Me cago en”. También hay variantes de insultos injuriosos que no utilizan esta modalidad, como los que aparecen en la página No-se.org:
Tienes la cara más arrugada que la polla de mi abuelo
Dile a tu madre que no se pinte tanto los labios porque el otro día me la dejó como un arco iris
Ojalá llegues a casa y te encuentres al gato jugando con el corazón de tu puta madre
Te vas a comer el páncreas del Papa y de paso le vas a hacer una limpieza de sable, y una flagelación en los huevos, y te vas a clavar 4 escarpias en los cojones para colgarte 4 cuadros de Picasso
Vete a hacer gárgaras con la regla de tu puta madre
Látex católico
Aunque también en esa web aparecen cagadas:
¿Quieres que te diga algo dulce?: Me cago en tus muertos en almíbar
Me cago en el corazón que palpita en la lápida de tus putos muertos
Me cago en dios, mal cáncer no te salga en el sobaco que te sirva de muleta
Me cago en dios y en su puta madre y todos los santos del cielo metidos en una botella y Jesucristo de tapón... y de paso me cago en el semen de Cristo
Me cago en la lápida de la putísima madre que te parió en un trineo oxidado
Me cago en las tetas de la puta de tu mujer para que tus hijos mamen mierda
Diversiones conventuales
Algunas de las blasfemias con más solera aún no han sido reproducidas aquí:
Me cago en la Virgen de la teta al hombro
Me cago en Dios, que con sus cuernos arrastra un vagón lleno de santos
La Virgen tiene Sida y Dios es negra
Me cago en los muertos del lobo que no se comió al cordero divino cuando estuvo a tiempo
Me cago en el coño de la Virgen puta

Después de blasfemar, confesarse
Y por fin, podemos encontrar la blasfemia más larga de Internet en la página de un tal Nennito, que dice tener problemas gástricos porque sólo puede comer pollo:
¡Me cago y me meo en el Espíritu Santo y en el coño, la boca y la cara de tu putrefacta madre! Que ojalá tú, tu putrefacta madre, tu putrefacto padre, o cualquier ser querido tuyo de tus mierdas de familiares, tenga un accidente de tráfico en el que quede tetrapléjico durante largos y dolorosos años, sufriendo los dolores más insoportables que el ser humano pueda soportar, que se pase o te pases el día vomitando sangre por la putrefacta boca, y cagando heces líquidas durante todo el día. Me cago y me meo en la boca, en el coño, y en la cara, y en la polla de tu putrefacto padre y tu putrefacta madre so escoria putrefacta de mierda me cago y me meo en dios. Me cago y me meo en el nicho de tus cadáveres putrefactos, y en toda tu guarra de familia escoria de mierda putrefacta, mierda de las mierdas, escoria de las escorias. Que ojalá algún día tú y toda la mierda de tu putrefacta familia, sufráis en vuestras carnes mi grave enfermedad mamarracho baboso, mierda de las mierdas, escoria de las escorias. Me cago y me meo en la sepultura de tus seres queridos, en el coño mugriento y putrefacto de tu madre y en toda tu mierda de familia viva sana y enferma. Me cago y me meo en dios, en la hostia, en la virgen, en todos los santos y me cago y me meo en el espíritu santo. Que ojalá toda la gentuza que os burláis de las personas gravemente enfermas, os toque a vosotros y a vuestra mierda de putrefacta familia, la peor, más dolorosa, y más limitativa de todas las enfermedades, lo pido con todas mis fuerzas al universo me cago y me meo en el espíritu santo y en el cáliz consagrado. Que ojalá tu putrefacta madre, tu putrefacto padre, o cualquier ser querido tuyo, queden tetrapléjicos o dementes durante muchos años, sufriendo los dolores más insoportables que el ser humano pueda soportar, y que ni siquiera puedan reconocerte me cago y me meo en el espíritu santo, en la hostia, en el cáliz consagrado, me cago y me meo en todos los santos del universo y en la boca, el coño la polla y la cara de tu putrefacto padre y de tu putrefacta madre Venga so mierda de las mierdas, a seguirnos divirtiendo que es gratis, me cago y me meo en dios en el espíritu santo y en el cáliz consagrado. ¡Jua jua jua jua jua!
Monjas limpiándose la boca mutuamente
para blasfemar más a gusto
ACTUALIZACIÓN 1
Blasfemia aportada por Ser_Supremo el 1 de diciembre de 2006:
Me cago en Dios, me cago en Cristo, me cago en Lucifer, me cago en Satanás (que no son el mismo), en los Querubines del cielo, en los ángeles, en los putos arcángeles, en los Seraphim, en las 11 entidades Sefirot primero juntas y luego una a una, me cago en Kether en Chockmah en Binah en Chesed en Geburah en Tiphareth en Netzach en Hod en Yesod en Maluth en Daath (los Sefirot), me cago en Jesucristo Superstar, en su puta madre, en su semen, en sus muelas del juicio, en el nacimiento del Belén, en el buey, en la mula, en María la virgen, en San José el impotente, en el ángel que bajo del cielo, en Adán, en Eva, en Noé y su puta Arca, en todos los santos del cielo puestos en fila india, en 5 kilos de sagradas hostias, en la cruz de Cristo, en sus cinco llagas, en Longinos y su lanza, en el Santo Grial lleno de kalimotxo, en la santa madre que parió a Judas, en los putos apóstoles, en la puta Iglesia que causó más de 120.000.000 de muertes injustas en nombre de un Dios que no existe, en la tortura eclesiástica, en el clero, en las bragas de la Virgen puta, en el Diluvio Universal, en la Torre de Babel, en Dios y su puta creación, en todas las iglesias del mundo, en la puta mierda de Santa Madre Iglesia que tiene más sucursales que McDonalds y Microsoft juntas, me cago en el Anticristo, en la Paloma de la Paz, en la Navidad de consumo, en el papa Ratzinger Z y su cara de emperador de Star Wars, me cago en Dios y en el día que creó la Tierra, en su puta madre, en la Virgen puta, en los clavos de Jesús, en un kilómetro de hostias sagradas puestas de canto, en todos los santos del cielo dentro de un barril lleno de mierda y el cabrón de Jesucristo de tapón, en el hijo puta que plantó el pino de la Cruz Sagrada, en el semen de Cristo, en los Diez Mandamientos, en el papa de la puta mierda, en el clero lleno de pederastas y violadores, el la Santa Inquisición que causó más muertes que las dos Guerras Mundiales juntas, en el Cáliz de Cristo, en la Sagrada Hostia, en el pan y el vino sagrados, en los tres reyes magos que ni eran tres ni eran reyes ni eran magos, en la Navidad sociedad de consumo, en la Santísima Trinidad primero juntos y luego separados, en los ángeles del cielo, en el mal causado por la Iglesia en nombre del Dios inexistente, en el Padre Hijo y Espíritu Santo, en los putos 12 apóstoles, en Alá, en Mahoma, en Buda, en Vishnu, en Shiva, en Zeus, en Júpiter, en el Corán, en el Dalai Lama, en los monjes Shaolin, en Satanás, en Marduk, en Brahma y en la grandísima y eterna puta que los parió a todos y cada uno de ellos y me limpio el culo con los textos sagrados del puto Corán y de esa gran mierda de mierdas repugnante llamada Biblia.
ACTUALIZACIÓN 2
Blasfemias aportadas por Johnny B Goode el 10 de diciembre de 2006:
Me cago en la boca del niño Jesús
Me cago en Dios y los santos yéndose de putas
Me cago en el cabrón de Jesucristo follándose a la puta María Magdalena
Dios es un cabrón salido y se folla a los ángeles femeninos
Me cago en puto Dios de mierda
Dios en una habitación llena de mierda y Cristo de puerta
Me cago en San José el impotente follándose el coño de la Virgen puta
Me cago en Dios y me limpio el culo con las hojas de la Biblia
Me cago en Cristo y que nade en la mierda
La Virgen era una puta que se folló al ángel y Jesucristo un puto bastardo
Puto Dios de mierda que no existe, me cago hasta en tus muelas malditas
Me cago en las iglesias del mundo siendo quemadas por hijos de puta musulmanes
Me cago en la puta polla de Ccristo
La puta que parió al papa Ratzinger Z, inquisidor nazi de la mierda
Me cago en todas las religiones en fila india
Me cago en las muelas del puto Vaticano
Vaticano de mierda lleno de pedófilos hijos de puta, arded en vuestro puto infierno.
Me cago en Cristo dándole por culo a la Magdalena
Me cago en la Magdalena haciéndole pajas cubanas a Cristo
Me cago en Dios arrastrando un barril lleno de santos
ACTUALIZACIÓN 3
Blasfemias aportadas por Algren el 12 de diciembre de 2006:
Los Nuevos Diez Mandamientos Blasfémicos
1. Te cagarás en Dios sobre todas las cosas

2. Tomarás el nombre de Dios en vano siempre que te salga de los cojones (Me cago en Dios y su puta madre, etc.)

3. Te emborracharas en las fiestas

4. Honrarás a tu padre y a tu madre si se lo merecen. Si no, que les jodan

5. No matarás a nadie excepto a Ratzinger Z

6. Cometerás todos los actos impuros que quieras en nombre de la Iglesia

7. Robarás estatuillas en las iglesias

8. Dirás falso testimonio y mentirás,como hace la Iglesia

9. Consentirás actos impuros si te sale de las pelotas

10. Codiciarás mucho los bienes ajenos
Me meo, me cago y me corro en Dios

Me hago pajas con imágenes de la Virgen

Me corro pensando en la Virgen sobre figuras de Cristo

Me cago en Dios y en su puta madre y en sus putos muertos y en sus putos santos, en su madre y hasta en Jesucristo

Vomito encima del Nacimiento

Satanás se corre sobre Dios

Dios no existe así que me meo en sus muertos
Me cago en Ratzinger Z dándole por el culo a una estatua de la Virgen puta

Me cago en el puto Dios

Cristo se hacía pajas a dos manos pensando en putas

Una puta se la chupó a los 12 apóstoles y a Cristo

En la Última Cena comieron mierda
ACTUALIZACIÓN 4
Blasfemias aportadas por Vegeta el 26 de diciembre de 2006:
Me cago en dios en su puta madre en su puto padre en su puta abuela en sus putas muelas en su legado y hasta en el corazón de cristo

Me cago en dios escrito con minúscula

Me cago en los muertos de satanás

Me cago en dios y hasta en cristo satán.

Me cago en Adán y Eva follando

Me cago en los orgasmos de la virgen puta

Me cago en la torre de Babel,en el arca de Noé,en la biblia y hasta en dios

Me cago en María Magdalena gimiendo orgásmicamente

Sinceramente, yo me cago hasta en dios

Me cago en los apóstoles haciéndose pajas pensando en putas

Me cago en el papa Benedicto ardiendo en una puta hoguera

Me cago en el botafumeiro de la catedral de Santiago

Me cago en la tumba de jesucristo

Me cago en el 666 y hasta en satanás follándose a la virgen puta
ACTUALIZACIÓN 5
Blasfemias aportadas por Mario Bolaños el 23 de febrero de 2007:
Me orino sobre todos los papas que han existido, le pateo el culo y me kago en el maricón de jesuscristo... reniego de dios y me kago sobre el bastardo vaticano, los más grandes hijos de puta de la historia de la humanidad... me limpio el culo con las páginas del nuevo testamento...
ACTUALIZACIÓN 6
Blasfemias aportadas por Caito el 22 de marzo de 2007:
Pues yo me cago en todos ustedes. Me corro en las caras de vuestras putas madres, me meo en el coño putrefacto de vuestras abuelas, y en los muertos asquerosos podridos en tumbas de mierda de vuestros padres, pajos y maricones viciosos.
¿Por qué os metéis con Dios?
Porque sois unos ignorantes, y una gentuza.
ACTUALIZACIÓN 7
Blasfemias aportadas por Verv el 27 de marzo de 2007:
puta iglesia puto dios inexistente putisima mierda de intitucion asesina la iglesia mató a mas gente que las dos guerras mundiales juntas,no sirven para acabar con el hambre ni con las guerras ni con la pobreza pero si sirven para tocar los cojones con kejarse de todo,los gays los bisexuales los ateos,en la antiguedad mataban kemaban y torturaban a todo el mundo se aprovechaban de los campesinos y esclavizaban a los pobres,proferian masacres y holocaustos en nombre de un dios que ni siquiera existe,mataron y mataron mas todavia putos curas putos feligreses putos fanaticos puto opus dei puto papa PUTA MIERDA la gran PUTA QUE PARIÓ LA JODIDA IGLESIA DE MIERDA.
ACTUALIZACIÓN 8
Blasfemias aportadas por Dante el 31 de marzo de 2007:
Me cago en dios follando con su puta y putrefacta madre, todos los creyentes hijos de puta ke le dan por culo a la jodida y zorra virgen maria ke se corre sobre la cara del niño jesús. Puto dios de mierda que permite que mueran millones de niños en África y que haya guerra en este mundo, por eso clamo a los cuatro vientos me cago en dios!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! Ese jodido inexistente y en toda su puta prole de creyentes de mierda!!!!!!!!

http://youtu.be/RcrGevwYqYw
http://youtu.be/RcrGevwYqYw


El Día internacional de la blasfemia es una campaña que busca establecer el 30 de septiembre como un día para promover la libertad de expresión, y para mostrar solidaridad con aquellas personas que han sido perseguidas por criticar o cuestionar alguna creencia religiosa.


Robert Green Ingersoll afirmó que "el crimen llamado blasfemia fue inventado por los sacerdotes con el propósito de defender doctrinas que no se pueden sostener por sí mismas." Sin duda como librepensadores nos hemos encontrado con que los religiosos desean detener toda crítica alegando ofensa a las ideas religiosas. Basta recordar qua las ideas, incluyendo las religiosas, no tienen derechos, las personas si.


Feliz Día de la Blasfemia

viernes, 23 de septiembre de 2011

Biología, un recorrido histórico


Biología, un recorrido histórico

En este bloque haremos un recorrido histórico del desarrollo de algunas ideas en la biología. Hemos elegido aquellas que creemos más representativas o que ayudan a comprender el rompecabezas conceptual de la biología actual. Mediante estas historias tan distintas como el viaje al mundo a bordo del Beagle realizado por Darwin o los experimentos con ADN, veremos que los caminos de la ciencia son diversos e impredecibles.
Partimos, en el primer apartado, de un simple invento que permitió revelar un mundo desconocido: el mundo de lo invisible. Nuevas estructuras aparecían bajo la lente del microscopio y, con ellas, nuevas concepciones, como la teoría celular –un gran principio unificador de la biología– que afirma que todas las células derivan de otras y nos permite hacer una conexión entre los organismos actuales y las primeras formas de vida. Esta idea de relación entre los seres vivos de distintas épocas fue propuesta por el abuelo del famoso Charles Darwin, pero, como veremos, el mérito de establecer esta idea se debe a su nieto.
En el apartado tres nos remontamos a los orígenes de la genética clásica, en una huerta en un monasterio de Brno (Moravia). Allí, un monje –Gregor Mendel– cultivó arvejas durante años y, sin saberlo, sus observaciones sentaron la base de una nueva disciplina: la genética clásica. En el cuarto apartado describimos los estudios genéticos realizados a principios del siglo XX.
Una de los más grandes creaciones del siglo XX fue el del modelo de la estructura de la molécula que guarda la información para sustentar y crear la vida: el ADN. Como veremos en el apartado cinco, con este descubrimiento terminó una era, pero comenzó otra: la de la ingeniería genética. Esta nueva tecnología ha logrado desarrollos tan importantes como la producción de insulina en forma masiva. En el apartado seis describimos cómo nació esta nueva era y finalizamos con lo que muchos han descrito como la más grande hazaña de la biología: el Proyecto Genoma Humano.
 ¿Cómo se origina la vida?


Recetas para fabricar ratones

Desde la época de Aristóteles, en el siglo IV antes de nuestra era, pasando por la Edad Media y hasta el siglo XIX, las personas educadas, incluso los que hoy llamaríamos científicos, estaban convencidas de que los gusanos y los insectos provenían del polvo, los roedores nacían de granos húmedos y los pulgones de las plantas surgían del rocío. Esta idea de que los seres vivos pueden originarse de objetos sin vida, de la generación espontánea, fue muy difícil de demostrar y de contradecir ya que la experiencia demostraba que insectos u otros organismos aparecían en el barro o de la comida en descomposición.
El microscopio, invento del siglo XVII, reforzó la creencia en la teoría de generación espontánea, ya que reveló un mundo de organismos desconocidos pero se carecía de teorías que pudieran explicar lo que el instrumento permitía observar. Esto estimuló la imaginación de muchas personas, quienes encontraron nuevos argumentos a favor de la generación espontánea de organismos simples. Conocidas eran las recetas que circulaban en esa época para fabricar ratones: alcanzaba con poner ropa sucia y cáscaras de trigo para que a lo largo de 21 días aparecieran ratones. Algunos llegaron incluso a sostener que, bajo condiciones controladas, se podía crear un hombre a partir de un cadáver.
Pocos, en cambio, especularon en la dirección que hoy se acepta científicamente. Uno de ellos fue Antoni van Leeuwenhoek, un comerciante holandés autodidacta y aficionado a los microscopios. El fue uno de los primeros en sostener, en 1683, que moscas, hormigas y otros insectos no emergían del polvo, sino de pequeños huevos que se transformaban en larvas.
Leewenhoek.jpg
Antoni van Leeuwenhoek

Los primeros experimentos

Página 1 | Página 2
En 1668 Francesco Redi, un físico, naturalista y poeta italiano, realizó un par de experimentos con los que demostró que los insectos nacían de larvas. Influenciado por Galileo Galilei, quien sostenía que se podía conocer el mundo a través del uso de los sentidos, aplicó un método experimental para poner a prueba sus ideas, con lo que se convirtió en uno de los primeros biólogos experimentales.
Redi sostenía que los gusanos nacían de huevos despositados por moscas. Para comprobar su idea colocó pedazos de carne en frascos de boca ancha y dejó unos abiertos y otros herméticamente cerrados. A los pocos días encontró gusanos en los frascos abiertos, pero no en los cerrados. ¿Probaba esto que la carne por sí sola no generaba gusanos? Los que pensaban que podía generarlos de manera espontánea, (espontaneístas) arguyeron que la falta de aire en los frascos cerrados impedía que los gusanos vivieran. Redi repitió los experimentos, pero esta vez cerró unos frascos con gasa fina. Como en estos tampoco aparecieron gusanos, concluyó que ello se debía a que las moscas no podían entrar y depositar huevos.
Experimento de Redi
Redi colocó pedazos de carne en frascos abiertos y cerrados. Notó que sólo aparecían gusanos en los frascos abiertos.
Sin embargo, cien años después de las observaciones de Leeuweenhoek y los experimentos de Redi, las ideas sobre el origen de los organismos más sencillos seguían divididas. Había quienes aún creían en el origen espontáneo de la vida. Uno de ellos era el jesuita inglés John Needham (1713-1781), según quien alcanzaba con poner sustancias en descomposición en un lugar cálido para que aparecieran “bestias vivas” producidas por una “fuerza vital”.
Needham diseñó, en 1745, un experimento con el que intentó demostrar sus convicciones y poner fin a este debate. Preparó un jugo de cordero y lo hirvió para destruir los gérmenes que, según sus opositores, contendría. Para esa época se sabía que el calor mataba los microorganismos. Sin embargo, luego de un tiempo se llenó de “animálculos”, algo que Needham interpretó como una afirmación de la teoría de generación espontánea.

Pero estos resultados no lograron convencer a los opositores de la generación espontánea. Uno de los escépticos era Lazaro Spallanzani, un fisiólogo italiano, quien no aceptó la explicación de Needham y propuso, en cambio, que los microorganismos se encontraban en el caldo antes de que este fuera sellado. Para demostrar sus ideas, Spallanzani repitió la experiencia con más rigor. Se aseguró de sacar el aire de los frascos creando un vacío parcial, y de que los frascos estuviesen bien tapados, y calentó el caldo durante más tiempo. En esas condiciones no aparecieron animálculos. Sin embargo, ello no convenció a Needham, quien argumentó que el calor había destruido la fuerza vital. Muchos espontaneístas creían que la esterilización por calor paralizaba la generación espontánea y arguyeron que los resultados de Spallanzani sólo probaban que ésta no podía ocurrir sin aire.
Experimento de Spallanzani
Spallanzani calentó un caldo en un frasco abierto y observó que al cabo de un tiempo aparecían microorganismos. Pero cuando repitió la experiencia con frascos cerrados no aparecieron microorganismos.

Las discusiones sobre el origen de la vida seguían en la primera mitad del siglo XIX. Si bien la adhesión a la teoría antiespontaneísta había progresado notablemente, todavía no se había hecho universal, ya que no existían pruebas experimentales irrefutables. Como lo habían demostrado Redi y Spallanzani, era relativamente fácil impedir que aparecieran gusanos, pero probar por qué no se engendraban era más complicado.

El golpe mortal a la generación espontánea

En 1860, la polémica entre espontaneístas y sus contradictores se había hecho tan intensa que la Academia de Ciencias francesa ofreció un premio a quien pudiera resolver la controversia. Louis Pasteur, un microbiólogo y químico francés, lo ganó con una serie de experimentos tan bien diseñados que no permitían dudar de que la vida no surgía de la nada.
Pasteur utilizó recipientes con cuellos largos y curvos, en los que colocó un caldo que había hervido durante algunos minutos. Al retirarlo del fuego, el aire entraba por el cuello, pero los microbios quedaban atrapados en él, lo que impedía que contaminaran el líquido y permitía conservarlo estéril indefinidamente. Sólo cuando se rompía el cuello, aparecían organismos en el caldo. Con esto, Pasteur derribó definitivamente la teoría de la generación espontánea, pues demostró que los organismos sólo aparecían cuando había aire contaminado. También demostró que los procesos de fermentación se deben a la presencia de microorganismos que pueden eliminarse con calor (un proceso que hoy llamamos pasteurización). Y dedujo que, así como éstos producían la fermentación de la leche, la cerveza o el vino, los gérmenes eran la causa de numerosas enfermedades, las llamadas infecciosas. Otros siguieron ese camino, entre ellos, Robert Koch, un médico alemán, quien descubrió el origen infeccioso del cólera y la tuberculosis.
EXPERIM_pasteur______.jpg
Pasteur utilizó frascos con cuello de cisne y observó que aparecían microorganismos sólo cuando se rompía el cuello de los frascos.
Esta historia de dos siglos, de fines del XVII a fines del XIX, y de Leeuwenhoek a Pasteur, llevó a la certeza actual de que los seres vivos provienen de otros seres vivos y no de la materia inanimada. La ciencia actual, sin embargo, no está en condiciones de explicar el origen primero de la vida. Ha encontrado una razonable explicación, de la que nos ocupamos en los otros apartados, sobre cómo los seres vivos actuales descienden de ancestros diversos, pero aún ignora el origen del primero o los primeros ancestros.

Introducción

La explicación tradicional de la diversidad de los seres vivos sostenía que la gran variedad de especies vegetales y animales que nos rodean existió desde un principio. En tal concepción, las especies permanecen inalterables en el tiempo, por más que los individuos que las componen se renueven por los nacimientos y las muertes. Esa diversidad indujo a los naturalistas a agrupar organismos similares en categorías, para clasificarlos, tarea en la que se destacó Carl Linnaeus, un médico sueco del siglo XVIII también conocido por Linné o Linneo. En su sistema de clasificación definió géneros y especies, y los designó con sendas palabras latinas que identifican a toda planta o animal. Este sistema constituye la base de la taxonomía aún en uso. Así, un hornero se designa inequívocamente en todo el mundo como Furnarius rufus y un tala como Celtis spinosa, independientemente de los variados nombres cotidianos que reciban en diversas lenguas y regiones.
Linnaeus.jpg

Pintura de Carl von Linné realizada por Alexander Roslin en 1775, exhibida en la Real Academia de Ciencias Sueca.
Esta primera idea, sin embargo, comenzó a ponerse en duda ante indicios y evidencias –recogidos de observaciones del mundo natural– de que las especies no son inmutables en el tiempo, sobre todo en tiempos prolongados como los correspondientes a la historia geológica.

La evolución: una idea griega

Como es sabido, Charles Darwin (1809-1882) se hizo famoso por su idea de que las plantas y animales sufren cambios evolutivos –es decir, de que la evolución es un fenómeno natural–, pero no fue el primero en sostenerlo. Dejando de lado mitos más antiguos o pertenecientes a tradiciones ajenas al origen de la ciencia moderna, la idea evolucionista se instaló en el pensamiento filosófico griego, en el que, sin embargo, no tuvo una posición dominante, ya que prevaleció en él la noción de que las especies son inmutables. Esta visión estaba ligada también a la concepción bíblica, la otra gran fuente del pensamiento occidental, especialmente al relato de la creación en el libro del Génesis.
Anaximandro (610-546 a.C.) sostuvo que el mundo no fue creado repentinamente, y que los vertebrados, incluidos los seres humanos, descendían de los peces. Contrariamente, para Platón (427-347 a.C.), las cosas y los seres vivos respondían a una idea o esencia inmutable, como las sombras que pueden producir en el fondo de una caverna objetos que están en un mundo inaccesible fuera de ella. Su discípulo Aristóteles (384-322 a.C.), en cambio, más que en reflexionar sobre esencias invariables, se interesó por clasificar a los organismos vivos. Los organizó en forma ascendente, del más simple al más complejo, como sobre una escalera en la que cada peldaño estuviera ocupado por uno, pero su scala naturae (en la denominación de sus traductores al latín) era inmutable: no admitía cambios en los organismos ni movilidad.
Aristóteles clasificó los organismos en una escalera en la que cada peldaño estaba representado por un organismo diferente, del más simple al más complejo. Esta concepción no admitía evolución.
Si bien la concepción de Aristóteles, casi siempre unida a la idea cristiana de la Creación, dominó el pensamiento científico durante siglos, la noción de Anaximandro de que las especies sufren cambios constituye el corazón de la teoría evolutiva moderna.

El relato bíblico puesto en cuestión como explicación científica

Hacia fines del siglo XVIII los naturalistas encontraron evidencias que los llevaron a cuestionar tanto la literalidad del relato bíblico, como la noción de que las especies son inmutables. Era la época en que los europeos emprendían grandes viajes exploratorios al África, América y el Pacífico, y traían animales y vegetales desconocidos en Europa, pertenecientes a especies no mencionadas en la Biblia. Por otro lado, las numerosas excavaciones realizadas en busca de carbón, tan necesario en la primera revolución industrial que por entonces se desarrollaba, resultaron en el descubrimiento de innumerables fósiles de plantas y animales que, aparentemente, habían poblado otrora el continente europeo y eran también desconocidos. ¿Cuándo habían vivido esas criaturas?
Georges Cuvier, un anatomista francés, fue el primero en estudiar sistemáticamente los fósiles. Sugirió que son productos de los primeros experimentos de Dios en la creación. Una de las ideas populares de la época era que se trataba de organismos muertos con el Diluvio, pues no habían podido subir el arca de Noé. Pero Cuvier consideró improbable que murieran todos en forma simultánea y con ello abrió el camino a pensar que tal vez hubieran vivido en distintas épocas. En tal caso, los restos encontrados en diferentes capas o estratos habrían pertenecido a seres desaparecidos en sucesivas catástrofes, idea que pasó a llamarse catastrofismo.
El descubrimiento de los fósiles llevó también a pensar que la Tierra podía ser más antigua que lo que se suponía sobre la base del relato bíblico, que había llevado a asignarle una edad de 6000 años. En el siglo XVII se comenzó a explorar seriamente la superficie de la Tierra, lo que condujo a la conclusión de que el paisaje había sido erosionado a lo largo de los años por el viento y el agua. En 1788, un geólogo escocés llamado James Hutton sostuvo que la Tierra era eterna y que había sido moldeada por ciclos de levantamientos, erosión y sedimentación. Charles Lyell, considerado el padre de la geología moderna, completó esta teoría y sugirió que los cambios habían sido lentos y continuos, teoría que se llamó uniformismo.
Charles Lyell
Charles Lyell


Con estas sucesivas evidencias, se hacía cada vez más difícil conciliar las ideas aceptadas sobre historia natural, basadas en conceptos filosóficos y el relato bíblico, con la evidencia científica. Pero la ciencia no podía aportar explicaciones nuevas que fueran compatibles con los nuevas hipótesis.

Lamarck y la evolución biológica

Jean-Baptiste Lamarck
La idea de que los seres vivos evolucionan proporcionó el marco conceptual que permitió entender el sentido de los nuevos conocimientos y explicaciones de geólogos y naturalistas, aunque los científicos del siglo XVIII no se mostraron demasiado inclinados por aceptarla. Entre los que la consideraron favorablemente se contaron Erasmus Darwin, abuelo de Charles, y Georges-Louis Leclerc, conde de Buffon.
El más importante de los evolucionistas anteriores a Darwin fue el francés Jean-Baptiste de Monet, caballero de Lamarck, quien había estudiado medicina y botánica y, en 1793, ya renombrado taxónomo, fue designado profesor de zoología en el Jardin de Plantes de París. Lamarck había advertido una clara relación entre los fósiles y los organismos modernos. A partir de estas observaciones dedujo que los fósiles más recientes estaban emparentados con los organismos modernos. Esbozó una teoría de la evolución biológica que se puede sintetizar como sigue:
  • los individuos cambian físicamente durante su vida para adaptarse al medio que habitan;
  • los organismos adquieren caracteres que no tenían sus progenitores. Estos cambios o caracteres adquiridos se deben al uso o desuso de sus órganos;
  • los caracteres adquiridos se transmiten por herencia biológica a sus descendientes
  • la sucesión de cambios adaptativos muestra una tendencia hacia complejidad y la perfección.
La teoría de Lamarck fue criticada con vehemencia por la comunidad científica de su época, principalmente por Cuvier, quien, además de ser un científico de renombre, ocupó el cargo de Inspector General de Educación en Francia. Este y sus contemporáneos insistían en que las especies habían sido creado de manera independiente y que eran inmutables. Para probarlo, hicieron varios experimentos. Uno de ellos consistió en amputar la cola a ratones, que, aún después de 20 generaciones de haber sido sometidos a tal cambio, producían descendencia con cola. En otras palabras, mostraron que los caracteres adquiridos por interacción con el medio (como la pérdida de cola) no se transmitían por herencia biológica. En esto, la visión de Lamarck, basada en el proceso de herencia de los caracteres adquiridos, no era adecuada, pero su intuición general de que las especies evolucionan resultó correcta.

Un viaje que cambió la historia

En Inglaterra de principios del siglo XIX, las ciencias naturales gozaban de gran popularidad: no había casa noble o burguesa que no tuviera un acuario, colecciones de mariposas o de caracoles y helechos disecados.
Charles Darwin creció en medio de esa obsesión nacional: desde chico juntó piedras, insectos y huevos de pájaro. Hijo de un médico, inició estudios de medicina en Edimburgo y de teología en Cambridge, pero no finalizó ninguno de los dos. Pero se había destacado en los cursos de ciencias, en especial en los de zoología y geología, por lo que a los 26 años recibió el ofrecimiento de embarcarse como naturalista en el viaje de exploración alrededor del mundo en el velero Beagle. La misión oficial del capitán del barco, Robert Fitz Roy, era encontrar pruebas para la interpretación bíblica de la creación, por lo que éste eligió a Darwin debido a su formación religiosa.
Ese viaje de cinco años, entre 1831 y 1836, cambió la historia personal de Darwin así como la de la biología. El joven naturalista regresó con cajas repletas de especies vegetales y animales, encontró el mejor fósil conocido de megaterio (un perezoso sudamericano extinguido, del tamaño de un elefante), descubrió una nueva especie de delfín, realizó investigaciones geológicas en los Andes y hasta elaboró una teoría sobre la formación de los atolones de corales. Entre sus minuciosas descripciones, habló de la belleza de las mujeres y la venalidad de los hombres de Buenos Aires.
Acuarela de Conrad Martens
Acuarela de Conrad Martens en la que muestra la llegada del Beagle a Tierra del Fuego y la recepción de sus habitantes.
Uno de los hechos que constató fue que en las islas Galápagos había pinzones y tortugas claramente distintos a los del continente sudamericano, y aun diferentes de una isla a otra. Observó que los picos de esos pájaros estaban “adaptados” a los alimentos que encontraban en las islas: donde predominaban los frutos con cáscara dura, los pinzones tenían picos cortos y fuertes, mientras que en las islas con frutos blandos, estas aves tenían picos largos y finos. Dedujo de esas constataciones que las especies que agrupan a los seres vivos cambian y que lo hacen en formas que los convierten en mejor adaptados a los ambientes que habitan.

La teoría darwiniana de la evolución

Página 1 | Página 2
  1. ¿Qué aportó Darwin a la ciencia?
  2. La evidencia a favor de la evolución

Introducción

Luego de su regreso a Inglaterra, Darwin leyó el Ensayo sobre el principio de población, de Thomas Robert Malthus, quien sostenía que la población humana aumentaba en forma geométrica mientas que la producción de alimentos lo hacía en forma aritmética. Por ello, la población llegaría a exceder los recursos disponibles. Darwin extendió esta visión a todas las poblaciones y comenzó a pensar que la vida era una lucha continua para obtener recursos, y que sólo una pequeña fracción de los individuos que nacen, sobrevive y se reproduce. Llamó selección natural a este proceso supervivencia, y dedujo que era el mecanismo por el cual las especies sobrevivían o se extinguían. Darwin no usó la expresión “supervivencia del más apto”, ni el término de evolución, sino que habló de descendencia con modificación.
Cinco años después de su regreso, comenzó a bosquejar su teoría, tarea que le llevó dos años. En el año 1844 se publicó un libro anónimo cuyo autor sugería que los seres humanos podrían haber evolucionado de ciertos primates inferiores, y dejaba de lado la visión bíblica de su creación en un momento posterior al de todas las demás especies. Como era de esperar, este libro causó gran revuelo e indujo a Darwin a mantener sus ideas en secreto. Pero veinte años más tarde un suceso inesperado lo hizo cambiar de ideas: Alfred Russel Wallace, discípulo de Malthus, le mandó el borrador de un trabajo en el que esbozaba una teoría de la selección natural sorprendentemente parecida a la darwiniana aún sin publicar. Wallace también había viajado por el mundo y, al igual que Darwin, había recorrido las áreas tropicales en las que la variedad de especies es más abundante. Este hecho probablemente contribuyó a que ambos llegaran a las mismas conclusiones.
Para no entrar en una disputa de autoría, ambos naturalistas presentaron juntos la teoría ante la Sociedad Linneana de Londres, pero con el tiempo, Wallace se fue alejando del tema, que progresivamente asociado sólo con Darwin, quien finalmente, en 1859, publicó El origen de las especies, libro que alcanzó un éxito comercial inmediato.
La teoría de la evolución, sin embargo, cosechó diversas críticas y se convirtió en el centro de acaloradas disputas, sobre todo en los países anglosajones en los que predominaban las iglesias protestantes apegadas a la interpretación literal de la Biblia. Una de las críticas al evolucionismo darwiniano fue que el registro fósil no revelaba formas de transición entre las especies, de las que hablaba Darwin. La más célebre e ironizada de esas formas era el “eslabón perdido” entre primates superiores y humanos. Si la evolución creaba continuamente nuevas especies, las formas transicionales debían estar representadas en el registro fósil. Con el tiempo, sin embargo, se advertiría que no hubo eslabón perdido entre los actuales primates y los humanos, porque estos no descienden de aquellos, sino que ambos tienen ancestros comunes extinguidos. Por eso, más que formas transicionales hay formas ancestrales que el registro fósil permitió revelar.

Darwin postuló que los organismos tenían un origen en común.


¿Qué aportó Darwin a la ciencia?

Charles Darwin en 1854El origen de las especies sentó las bases para una nueva manera de entender la evolución biológica. Darwin substituyó la noción de predeterminación de la naturaleza por los conceptos de azar y necesidad: en el proceso de reproducción de los organismos se producen variaciones o mutaciones por azar, que se pueden transmitir a la descendencia, pero para cuya supervivencia es necesario que resulten adaptadas a las condiciones ambientales. Esta necesidad explica el proceso de selección natural. De esta manera, los dos pilares en que se apoya la evolución darwiniana son las mutaciones al azar en la constitución genética de los organismos y la selección natural (pero recordemos que en la época de Darwin se desconocían las mutaciones y la constitución genética de los organismos, sino que se hablaba de cambios o alteraciones).

La teoría darwiniana de la evolución

Página 1 | Página 2
Darwin logró reunir suficiente evidencia para demostrar que las especies cambian, e imaginó un posible proceso de modificación. Su teoría de la evolución de las especies se puede sintetizar en las siguientes ideas:
  • El mundo natural no es estático sino que cambia;
  • Las especies de seres vivos evolucionan;
  • Las especies están compuestas de individuos que no son idénticos entre sí;
  • La población de cada especie desciende de un ancestro en común;
  • Las especies emparentadas descienden de ancestros comunes más cercanos en el tiempo.
Según Darwin, este proceso ocurre en forma ramificada y gradual por el mecanismo de:
  1. aparición de variaciones heredables, y
  2. la eliminación de organismos menos aptos o, lo que es igual, la supervivencia de los mejor adaptados, que dejan más descendencia y, a la larga, alteran la especie y hasta pueden constituir una nueva.

La evidencia a favor de la evolución

La teoría de Darwin deriva su fortaleza no sólo de su consistencia lógica y de proporcionar, por el momento, la mejor explicación de los fenómenos que se observan en el mundo natural, sino, principalmente, de los distintos tipos de evidencia en que se apoya. Entre ellos, el registro fósil, la taxonomía, la biogeografía, la embriología comparada, la anatomía comparada y la cría doméstica de animales.
  • El registro fósil. Se compone de los restos fosilizados de organismos encontrados en los estratos geológicos. Desde el siglo XVIII los científicos saben que los estratos superiores son más recientes que los más profundos. Entre las evidencias que proporciona el registro fósil se cuentan:
    • Las rocas de la misma edad contienen casi los mismos grupos de organismos. Por ejemplo, en las rocas más antiguas se encontraron trilobites, pero no dinosaurios, mientras que rocas más modernas contienen dinosaurios, pero no trilobites. Esto indica que las especies aparecen y desaparecen, pero una vez que se extinguen no vuelven a aparecer.
    • El orden temporal en el cual se hallan los organismos en el registro fósil sugiere una secuencia evolutiva. Por ejemplo: los primeros mamíferos se encuentran en estratos más recientes que ciertos reptiles.
    • Los fósiles más modernos se asemejan a los organismos actuales.
  • Taxonomía. Las clasificaciones tradicionales de los organismos se basaron ante todo en sus caracteres anatómicos, cuyo estudio lleva a discernir una línea evolutiva. Aunque Linneo pensaba que las especies eran inmutables, su clasificación contempla el agrupamiento por características comunes. Darwin dedujo que las clasificaciones sugerían cierto parentesco. Estas posibles relaciones constituyen, a su vez, una evidencia de la evolución.
  • Biogeografía o distribución geográfica de plantas y animales. La visión de que las distintas especies de organismos fueron creadas de forma independiente llevó a concluir que, por ejemplo, si en Sudamérica no había rinocerontes era porque Dios no los había puesto allí. Sin embargo, el descubrimiento de similitudes entre floras y faunas de distintas regiones llevó a Darwin a pensar que podían tener un origen común, pero que ciertos organismos habían migrado (idea inconcebible para el siglo XIX). Una de las evidencias citadas por Darwin era la similitud entre los pinzones de las Galápagos y los del continente.
  • Anatomía comparada. La presencia de estructuras anatómicas similares (u homólogas) en distintas especies indica un ancestro en común. Se puede deducir que cada especie evolucionó de manera distinta, pero retuvo ciertas características. Así, los brazos humanos son homólogos a los miembros anteriores de los caballos, los murciélagos, las ballenas, etcétera, aunque cada uno cumpla una función distinta. Algunas estructuras homólogas no tienen uso aparente, porque son vestigios de estructuras ancestrales. Otras son intermediarias. Ello sugiere un proceso de cambio en el cual las estructuras antiguas evolucionan.
  • Embriología comparada. Darwin sospechó que el estudio del desarrollo embrionario podía aportar claves para entender la evolución. En general, todos los embriones en estadios tempranos de desarrollo se parecen, pero luego pasan por etapas que los asemejan a los organismos de los cuales descienden. Este desarrollo es consistente con la explicación evolucionista.
  • Cría doméstica de animales. Darwin estaba obsesionado con el trabajo de selección artificial que hacían jardineros, agricultores y criadores de palomas. Él mismo coleccionó muchas variedades de paloma y, cuando estudió sus esqueletos concluyó que tenían ancestros comunes a pesar de ser bien distintas.

    La evolución biológica

    En las décadas que siguieron a la publicación del libro de Darwin, la idea de la evolución fue aceptada, pero el proceso por el cual ésta se producía fue objeto de controversia hasta el siglo XX. Al mismo tiempo que Darwin trabajaba en su teoría, un monje agustino llamado Gregor Mendel experimentaba con arvejas y, sin saberlo, aportaría las claves para entender la evolución biológica

    La genética nace en un jardín

    >Mendel nació el mismo año que Pasteur y no fue un científico profesional sino un monje, no enseñó ciencia en la universidad sino en un colegio secundario y no hizo sus experimentos en un laboratorio sino en una huerta. Esos experimentos con plantas de arvejas, realizados en un monasterio de Brno, en Moravia, en el que permaneció toda su vida, pasaron inadvertidos por la comunidad científica y el público durante más de 30 años. Sin embargo, fueron el paso fundacional de la genética, con lo que abrieron uno de los apartados más importantes de la biología moderna. Constituyeron, también, un ejemplo paradigmático de inteligente diseño experimental, empezando por la elección de la planta con la que trabajó: la arveja común, cuyo nombre científico es Pisum sativum. Esta especie se caracteriza porque tiene rasgos bien marcados y es fácil de cultivar.
    Mendel.jpg
    Gregor Johann Mendel
    Para estudiar la herencia, Mendel aisló siete pares de caracteres con variantes claramente diferenciables: altura de la planta (alta o baja), textura de la semilla (lisa o rugosa), color de la semilla (verde o amarilla), color de la flor (violeta o blanca), posición de la flor (axial o terminal), forma de la vaina (inflada o contraída) y color de la vaina (verde o amarilla). Estudió la herencia relacionada con un solo carácter (monohíbridación) y con dos caracteres (dihibridación).
    Mendel fue el primero que estudió las características de sucesivas generaciones de seres vivos. Se estima que, para hacerlo, fecundó unas 30.000 plantas y registró con minuciosa precisión los resultados. Para analizar los datos obtenidos, utilizó la matemática, lo cual constituyó una novedad en esa época.
    Mendel nombró y numeró a las sucesivas generaciones de la siguiente manera:
    • generación parental: P;
    • descendencia de la generación parental o primera filial: F1, y
    • segunda generación: F2

    En uno de los cruzamientos monohíbridos, Mendel cruzó plantas de semillas lisas con plantas de semillas rugosas y notó que todas las semillas de la generación F1 eran lisas. Al año siguiente, plantó esas mismas semillas y permitió se autofecundaran; esta vez obtuvo semillas lisas y rugosas, en una proporción de 3:1. Es decir, en la generación F2, obtuvo 75 % de las semillas lisas y 25 % de semillas rugosas. El carácter “semillas lisas” desaparecía en F1, pero reaparecía en F2 en aproximadamente un 25% de los descendientes. Al experimentar con otro carácter (el color de las semillas), obtuvo los mismos resultados, lo que lo llevó a conluir que el carácter estudiado estaba gobernado por factores discretos, que no se mezclaban sino que se comportaban como unidades separadas. Esta conclusión la sistematizó en el principio de segregación (o primera ley de Mendel), que establece que los organismos que se reproducen sexualmente tienen dos factores para cada carácter (que hoy conocemos como alelos), que se separan o segregan durante la formación de gametas. Al rasgo que aparece en F1 llamó dominante y aquel que "salta" una generación recesivo.
    Para los cruzamientos dihíbridos, estudió la herencia con respecto a la forma y color de las semillas. De sus experimentos previos, Mendel sabía que las semillas lisas son dominantes respecto a la semillas rugosos y que el color amarillo es dominante sobre el verde. Mendel partió de plantas de semillas lisas y amarillas, y las cruzó con plantas de semillas verdes y arrugadas. Todas las semillas de la generación F1 eran lisas y amarillas. En la generación F2, obtuvo cuatro fenotipos: lisas amarillas, rugosas amarillas, lisas verdes y rugosas verdes. Como en los experimentos anteriores, notó que había una mayor cantidad de semillas amarillas que verdes y una mayor cantidad de semillas lisas, en una proporción de 3:1 para cada carácter. Es decir, cada carácter era heredado de manera independiente (el hecho de que una semilla fuera lisa o rugosa no influía en el color). Los resultados de estos cruzamientos lo llevaron a establecer los factores (o alelos) para cada carácter se separan independientemente durante la formación de las gametas. A este principio se lo conoce como principio de segregación independiente (o segunda ley de Mendel).

    La unión de la genética y la evolución: la teoría síntetica

    Una de las personas que contribuyeron a comprender el mecanismo de la evolución fue el biólogo Theodosius Dobzhansky, nacido en Rusia e instalado en los Estados Unidos en 1927, con su trabajo en el Instituto de Tecnología de California (Caltech).
    En esa época los investigadores creían que todos los individuos de una especie tenían prácticamente los mismos genes. Dobzhansky, que analizaba los genes de la mosca de la fruta (Drosophila melanogaster), encontró distintas poblaciones del insecto con diferentes genes.
    La mosca de la fruta es la especie favorita de los investigadores de genética porque es simple, fácil de mantener y su ciclo de es vida corto. Tiene sólo cuatro pares de cromosomas, cada uno con muy pocos genes, se alimenta de levaduras que fermenta de la fruta en putrefacción y puede producir una nueva generación en sólo dos semanas.
    Droshophila.jpg
    Mosca de la fruta macho, Drosophila melanogaster
    En 1937, Dobzhansky propuso la idea de que las mutaciones pueden originar especies nuevas. Sostuvo que las mutaciones pueden ocurrir espontáneamente y que la mayoría de ellas no tiene efecto particular. Sólo una minoría produce un efecto negativo. Esos cambios neutros crean variación en las poblaciones de una especie. Si se diseminaran en poblaciones aisladas, éstos no alcanzarían al resto de la especie y, con el tiempo y sucesivos cambios, harían genéticamente cada vez más distinta a esa población de otras de la misma especie. Llegaría un momento en que los miembros de la especie perdieran la posibilidad de aparearse con los de aquella población aislada, y los segundos solo lo pudiesen hacer entre ellos: habría aparecido, entonces, una nueva especie.
    Con estas conclusiones, Dobzhansky ayudó a acercar la visión de Darwin sobre la evolución de las especies a la proporcionada por estudios de genética, que se originaron con el monje Gregor Mendel. La teoría darwiniana y la genética mendeliana son las dos grandes líneas científicas históricas que permitieron desarrollar nuestras actuales concepciones sobre la evolución de las especies.

    Cromosomas y genes

    Casi al mismo tiempo en que Darwin y Mendel desarrollaban sus teorías, Johann Friedrich Miescher, un médico suizo, descubrió los ácidos nucleicos, que constituyen la base molecular del código genético. En 1869, cuando examinaba pus en vendajes quirúrgicos con un instrumento relativamente nuevo, el microscopio , advirtió una sustancia desconocida en el núcleo de las células. En ese entonces se creía que el pus sólo se componía de proteínas, pero Miescher constató que había encontrado algo que “no pertenecía a ninguna de las proteínas conocidas”. Describió el compuesto, que luego encontró en numerosas otras células, y le dio el nombre de nucleína, que Richard Altmann, un patólogo alemán, cambió en 1889 por el de ácido nucleico. También advirtió que era inusual entre las moléculas orgánicas, porque contenía fósforo, además de los elementos habituales en tales moléculas (carbono, oxígeno, nitrógeno, hidrógeno). Años más tarde el mismo Miescher sugirió que podría estar relacionado con la herencia. Así se aisló el primer extracto de ADN, cuya función precisa en las células sólo se conoció en 1953, cuando Watson y Crick revelaron su estructura química, como veremos un poco más adelante.
    Algo después, en 1882, Walther Flemming, un fisiólogo alemán que estudiaba la estructura de las células, descubrió en sus núcleos una sustancia de color que llamó cromatina y que, durante la división celular (que denominó mitosis), se separaba en filamentos a los que luego se dio el nombre de cromosomas. Los biólogos del siglo XIX sospecharon que los cromosomas estaban relacionados con la herencia, pero no conocían cómo. En 1902, Theodor Boveri, un químico alemán, y Walter Sutton, un estudiante norteamericano de posgrado, lo descubrieron. Boveri primero trabajó con células de erizos de mar; Sutton con langostas terrestres o saltamontes, y señaló que había dado con “la base física de las leyes mendelianas de la herencia”.
    La teoría de Boveri-Sutton, como se la llamó, sostuvo que se podía atribuir a ciertas porciones de los cromosomas, que pasaron a llamarse genes, las funciones y el comportamiento de los objetos o partículas a los que Mendel se había referido (pero no había identificado física o químicamente). Mendel no utilizó el término gen; este fue acuñado en 1909 por Wilhelm Johannsen, un botánico danés.

    Moscas y mutaciones

    En la década de 1910, Thomas Hunt Morgan, un profesor de zoología de la Universidad de Columbia, realizó un conjunto de experimentos que fortalecieron la teoría de Boveri-Sutton acerca de la ubicación de los genes en los cromosomas. Trabajando con la mosca de la fruta, encontró que un gen preciso, ubicado en un cromosoma determinado, era responsable del color de ojos de esos insectos (es decir, que codificaba para el color de los ojos). Fue la primera vez que se hizo tal asociación entre un gen y un rasgo físico.

    Morgan advirtió que, por lo general, las moscas de la fruta tienen ojos rojos, pero descubrió una mutante con ojos blancos. Esto le dio la posibilidad de replicar los experimentos de Mendel (ya que, en general, la mayoría de las mutaciones son recesivas).
    Al cruzar machos mutantes (es decir, con ojos blancos) con hembras de ojos rojos o normales, obtuvo hembras y machos de ojos rojos. Toda la F1 tenía ojos rojos. Luego cruzó los hembras y machos de F1 y obtuvo machos y hembras con ojos rojos, pero todos las moscas de ojos blancos eran machos. Dicho de otro modo, la mitad de los machos de F2 tenía ojos blancos y la otra mitad ojos rojos, pero todas las hembras tenían ojos rojos. De allí Morgan concluyó que había un solo gen responsable del color de ojos en la mosca de la fruta y que el alelo ‘ojos rojos” era dominante y debía estar en el cromosoma X, sin correspondencia en el Y.
    De qué están hechos los genes?
    Mientras que los biólogos evolucionistas desarrollaban la teoría sintética, en el resto del mundo los genetistas trabajaban laboriosamente para encontrar la molécula que responsable de la información genética. Desde la primera parte del siglo XX, el ADN comenzó a seducir cada vez más a los biólogos; la visión compartida era que esta sustancia tenía algún papel en el proceso de la herencia pero secundario. Los estudios indicaban que el ADN participaba de alguna manera en la formación de proteínas y además se sabía también que las proteínas se fabricaban fuera del núcleo. Pero aún se ignoraba el proceso.
    La investigación de la estructura química de genes y cromosomas condujo a la construcción de un modelo de la composición y la forma geométrica de las moléculas que forman la sustancia que Miescher llamó nucleína y Altmann ácido nucleico.
    Los dos ácidos nucleicos más comunes son el ácido ribonucleico (ARN) y el ácido desoxirribonucleico. En la década de 1930, se descubrió que el segundo está formado por cuatro bases (o compuestos nitrogenados): adenina (A), citosina (C), guanina(G) y timina (T). Si bien los estudios indicaban que el ADN participa de alguna manera en la formación de proteínas, por esa época se pensaba que esta molécula era demasiado sencilla para contener toda la información necesaria para la vida (por comparación con las propias proteínas, formadas por una combinación de veinte aminoácidos, que permiten mayor variabilidad).

    ¿Cómo se estableció que el ADN era la molécula de la herencia?

    En 1944, Oswald Avery, Colin McLeod y Maclyn McCarty publicaron un trabajo en el que establecieron que los genes se componen de ADN, con lo que quedó identificada la base química de la herencia, sustento de las teorías de Mendel y Darwin.
    Los experimentos por los que lo determinaron, realizados durante más de una década en la Universidad Rockefeller de Nueva York, consistieron en infectar ratones con neumococos, bacterias de las que se conocían dos cepas: una patógena, que producía neumonía, y otra que no enfermaba. Avery y sus colegas descubrieron que podían convertir las bacterias inofensivas en patógenas, y que sus descendientes también lo serían. Aislaron distintos tipos de moléculas de las cepas patógenas, para determinar cuál podía ser responsable de la transformación. Esperaban que fueran las proteínas, pero concluyeron que era el ADN, cosa que los biólogos rechazaron con dos argumentos. El primero era que, de ser así, cada especie debía tener un tipo diferente de ADN (cosa que no sucedía, porque todos parecían ser químicamente iguales). El segundo, que la composición química del ADN parecía demasiado simple para contener toda la información necesaria para la vida.
    Los dos argumentos eran erróneos, como quedó establecido hacia 1950, cuando un bioquímico nacido en Austria que trabajaba en la Universidad de Columbia, Erwin Chargaff (1905-2002), encontró que la proporción relativa de las bases del ADN varía de especie en especie, pero que siempre la cantidad de A es igual a la de T, y la de C a la de G, constataciones que hoy se conocen como las reglas de Chargaff. Esto daba al ADN suficiente complejidad como para contener el código genético de los seres vivos. Faltaba ahora descifrar la estructura de esa compleja molécula.

    La carrera por la estructura del ADN

    Uno de los que procuraba descubrir la estructura del ADN era Linus Pauling, un químico que trabajaba en el Instituto de Tecnología de California (Caltech) en la arquitectura de las moléculas. Pauling había sugerido que el ADN tenía una estructura en forma de hélice, como muchas proteínas, y propuso (erróneamente) que la hélice tenía tres cadenas.
    Del otro lado del Atlántico, un joven becario posdoctoral norteamericano, James Watson, había sido aceptado en el prestigioso laboratorio Cavendish (Cambridge, Inglaterra), sin más formalidad que una entrevista con el director, para trabajar con un físico llamado Francis Crick. Ninguno de los dos tenía asignada la tarea de trabajar con ADN. Supuestamente, Watson estaba estudiando cristalografía y Crick debía trabajar sobre la difracción de los rayos X en las grandes moléculas.
    Watson.jpg
    James Watson en el laboratorio
    Aunque todo el éxito del descubrimiento del ADN se atribuyó a estos dos científicos, en realidad esto no hubiera sido posible sin el trabajo que realizaron otras dos personas en el King’s College de Londres. Allí, una mujer muy tímida y retraída llamada Rosalind Franklin y un científico neocelandés, , tomaron radiografías del ADN e interpretaron que la estructura del ADN podía tener la forma de una hélice gigante.
    La suerte jugó a favor de Watson y Crick ya que Pauling tenía planeado un viaje a Inglaterra, pero fue detenido en la aduana y no pudo salir de Estados Unidos.

    En 1953, Watson y Crick usaron las fotografías colectadas por Wilkins y Franklin más la idea propuesta por Pauling y, con piezas de metal, armaron un modelo de estructura de ADN que concordaba con los datos ya conocidos y que explicaba la función biológica del mismo. La idea de que el ADN era una cadena de doble hélice estaba claramente sustentada por las fotografías tomadas con rayos X, que jugaron un papel decisivo en el desarrollo del modelo. Dicen las malas lenguas que, sin estas fotografías, Watson y Crick no hubieran podido resolver nunca el enigma del ADN. Lamentablemente, la autora de estas fotografías, Rosalind Franklin, no pudo pasar a la fama ya que murió de cáncer antes de que a los investigadores se les otorgara el Premio Nobel por este descubrimiento en 1962.
    En un artículo de no más de 900 palabras, publicado en la revista Nature el 25 de Abril de 1953, Watson y Crick describieron la estructura del ADN. Esta publicación trajo como consecuencia la expansión casi dramática de la biología molecular. Una vez finalizada la carrera por el ADN, comenzó otra carrera: la del código genético.

    El lenguaje de los genes

    Una vez establecido que la información genética estaba contenida en las moléculas de ADN, el siguiente desafío, que cobró realidad en la década de 1960, fue deducir el código genético, es decir, el conjunto de instrucciones que determinan cómo será el organismo de cada especie. En esto se destacó el bioquímico norteamericano Marshall Nirenberg, quien en 1962, trabajando con el becario posdoctoral alemán Johann Heinrich Matthaei en los National Institutes of Health de los Estados Unidos, logró leer la primera palabra del alfabeto: encontró que cuando la molécula de ARN es UUU (contiene una secuencia de tres uracilos juntos), el organismo fabrica el aminoácido fenilalanina. Estos científicos lograron descifrar el código luego de realizar experimentos donde traducían distintos ARN mensajero (ARNm) compuestos por un único triplete repetido y analizaban el aminoácido producido.
    Para poner a prueba la hipótesis de que cada aminoácido era codificado por tripletes de nucleótidos o codones, utilizaron una mezcla de aminoácidos libres, enzimas, ribosomas, ácidos nucleicos y adenosín trifosfato (ATP). A esto le agregaron distintos ARNm sintéticos compuestos por un sólo tipo de nucleótido (poliuracilo) y analizaron la composición del polipéptido generado. Notaron que cuando colocaban un ARNm poliuracilo el polipéptido generado estaba compuesto sólo por el aminoácido fenilalanina. Dedujeron, por lo tanto, que el triplete UUU codifica el aminoácido fenilalanina. De esta manera lograron descifrar el código completo: sintetizando distintos ARN con tripletes conocidos y analizando la composición del polipéptido generado.

    Nirenberg y Matthaei colocaron 4 aminoácidos marcados radioactivamente en cada uno de los 5 tubos de ensayo. Luego agregaron enzimas, ribosomas, ATP y poliuracilo y notaron que en uno de los tubos de ensayo se había sintetizado grandes cantidades de un polipéptido desconocido. Para saber cuál aminoácido había producido ese polipétido, colocaron un solo aminoácido por tubo de ensayo: en el único tubo donde se sintetizó una proteína fue el que contenía fenilalanina.
    Además, Nirenberg y sus colegas demostraron que el código es universal: los componentes del ADN son los mismos para reptiles, anfibios, bacterias y seres humanos.
    Cómo se fabrica más ADN? El experimento más hermoso de la biología molecular
    En este apartado hablamos de las investigaciones que sucedieron la construcción del modelo de la doble hélice y que permitieron entender cómo funciona esta molécula.
    La historia del ADN no se terminó con el descubrimiento de su estructura. Un mes después de la publicación en Nature del artículo citado, Watson y Crick publicaron otro en el que sugerían cómo se copiaba la molécula de ADN. Su hipótesis era que una de las cadenas helicoidales actuaba de molde para la formación de cadenas nuevas. En 1958 dos líneas de evidencia distintas sugerían que la idea era acertada. Una fue el descubrimiento de una enzima, la ADN polimerasa, que puede producir cadenas nuevas de ADN.
    La otra evidencia resultó de un ingenioso experimento, realizado por Matthew Meselson y Francis Stahl, conocido como el “experimento más hermoso de la biología molecular”. Estos dos científicos usaron un isótopo radioactivo del nitrógeno, el nitrógeno 15 (N15) sobre la incorporación de ese elemento durante la replicación de ADN en sucesivas generaciones de bacterias Escherichia coli. Mostraron que cuando el ADN se duplica, cada una de sus cadenas pasa a las células hijas sin cambiar y actúan de molde o patrón para formar una segunda hebra y completar así las dos doble cadenas.
    Meselson y Stahl cultivaron esta bacteria en un medio que contenía un isótopo de nitrógeno pesado N15. Pensaron que, como el nitrógeno es necesario para la síntesis de las bases que componen el ADN, cuando las bacterias se duplicaran, su genoma contendría N15. Luego de sucesivas duplicaciones en presencia de N15, tomaron una muestra de esas bacterias y las cultivaron en presencia de nitrógeno liviano (N14) durante el tiempo necesario para lograr una sola duplicación. Tomaron una muestra y permitieron otra duplicación celular. Por último, hicieron crecer las bacterias desde un principio solo con un medio que contenía N14.
    Una vez que tuvieron las cuatro muestras provenientes de las distintas condiciones de cultivo (N15 solamente; N15 y N14 durante una generación; N15 y N14 por dos generaciones, y N14 solamente) aislaron el ADN de cada muestra y lo separaron de acuerdo con su densidad mediante centrifugación en gradiente. ¿Qué encontraron?
    • Tubo 1: sólo una banda correspondiente a N15
    • Tubo 2: una banda de densidad intermedia entre la anterior y la de N14
    • Tubo 3: 2 bandas: una igual a la intermedia y otra como la de solo N14
    • Tubo 4: sólo una banda correspondiente a N14
    ¿Qué había pasado? Las bacterias que crecieron en presencia de N15 o de N14 solamente, contenían en su ADN sólo uno de estos isótopos.
    Cuando las bacterias que habían sido cultivadas en N15 fueron duplicadas en presencia solo de N14, las moléculas de ADN fueron sintetizadas utilizando como molde las cadenas originales (con 15N) a partir de bases con 14N. Por lo tanto, todas las bacterias contenían una molécula de ADN con una cadena con N15 y la otra con N14.
    En el tubo 3 partimos de la situación anterior: todas las bacterias contienen una molécula de ADN con las cadenas formadas por isótopos diferentes. Estos microorganismos se duplicaron nuevamente en presencia de N14 solamente. Lo que pasó en este caso fue que se generaron bacterias con ADN que contenían ambos isótopos (aquellas que resultaron de la síntesis de ADN usando la cadena pesada como molde) y otras con ADN solo con N14 (aquellas cuyo molde fue la cadena liviana). De esta manera quedó demostrada la naturaleza semiconservativa de la replicación del ADN.

    Dogma central de la biología

    Watson y Crick sospecharon que una vez elucidada la estructura del ADN, sería más fácil entender su función. Razonaron, entonces, que si el ADN era la molécula que transmitía la información genética a las células hijas, esta debía funcionar como un código. Para mitad de los años 1950 se sabía que la secuencia de nucleótidos en el ADN daba origen a una secuencia de polipéptidos. Es decir, la molécula de ADN debía dirigir la síntesis de proteínas.
    ADN → Proteínas
    Pero si esto era cierto, faltaba dilucidar una pieza del rompecabezas ya que sabía que las proteínas se sintetizaban fuera del núcleo. ¿Cómo podía el ADN, que estaba dentro del núcleo, dirigir la síntesis de proteínas fuera del mismo? A Crick se le ocurrió la idea de que debía existir un intermediario.
    ADN → ¿? → Proteínas
    Un posible candidato para intermediario era el ARN, que se encuentra en el citoplasma. El ARN tenía varias características que lo hacían un firme candidato:
    1. un esqueleto de azúcares y fosfatos (a pesar de que tiene un azúcar distinto, ya que el ARN tiene ribosa en vez de desoxirribosa),
    2. tanto el ADN como el ARN usan las mismas bases nitrogenadas, pero el ARN tiene uracilo en vez de timina,
    3. el uracilo se puede unir a la adenina como lo hace la timina,
    4. el ARN es una cadena simple.

    Crick sintetizó esta idea en lo que él llamó el dogma central de la biología, que especifica que el ADN se traduce ARN y este, a su vez, dirige la producción de proteínas.
    ADN → ARN → Proteínas
    Según este postulado, la información fluye de manera unidireccional: no puede moverse de las proteínas al ADN. Es decir, una vez que la información llega a las proteínas, estas no pueden ser cambiadas o, lo que es lo mismo, las proteínas no pueden influir los genes. Si bien Crick usó el término dogma en un sentido figurado y quizá con humor, ya que las ideas científicas sólo son aceptadas hasta que aparezca evidencia experimental que las desmienta, durante algún tiempo esta idea adquirió cierta dimensión de verdad absoluta en la mayoría de los libros de texto.
    Actualmente el “dogma central de la biología” ha sufrido algún resquebrajamiento, pues, para sorpresa de muchos, en 1971 se descubrió que algunos virus, como el de la inmunodeficiencia humana (VIH), llevan su información en forma de ARN, y que ella puede pasar al ADN de sus huéspedes. Ese proceso ocurre en el sentido contrario al esquema de Crick, ya que la información pasa del ARN al ADN. Además, actualmente sabemos que tanto el ARN como las proteínas pueden influir en la expresión del código genético.

    El ARN como adaptador

    A raíz del dogma central surgió otra pregunta:
    ¿cómo interactúan los aminoácidos con la molécula de ARN?
    La respuesta fue aportada por Paul Zamecnik y Mahlon Hoagland, quienes encontraron una sustancia que cumple con los requisitos para actuar como adaptador: un tipo de ARN que se llamó más tarde ARN de transferencia. Ellos demostraron que el ensamble de proteínas se produce en los ribosomas, organelas que se encuentran en el citoplasma.
    Aún quedaba por resolver la pregunta de
    cómo el código genético ordena al ARN de transferencia, en el citoplasma, que fabrique proteínas. Otro grupo de científicos, que trabajaba con bacteriófagos, encontró un tercer tipo de ARN que transporta la información del núcleo a los ribosomas. Este ARN, llamado mensajero, es el adaptador o intermediario que había propuesto Crick.

    Sistemas genéticos no convencionales

    Durante las últimas décadas, muchos biólogos se han dedicado a cambiar genes de lugar, moviéndolos de un organismo a otro. Al conjunto de estas actividades científicas se las denominó ingeniería genética y nació a raíz del descubrimiento de una molécula que actúa como tijera biológica, como veremos en este apartado.
    En la década de 1940, Barbara Mc Clintock, una genetista que trabajaba con plantas de maíz, hizo un descubrimiento que, 30 años más tarde, transformaría la biología molecular. Ella advirtió una planta en la que los cromosomas se rompían siempre en el mismo lugar, algo que le resultó extraño, pues normalmente se rompen por azar. Además notó que los genes contiguos al lugar donde se rompían los cromosomas podían moverse. Que los genes pudieran desplazarse era entonces una idea revolucionaria. Tales genes saltarines recibieron el nombre de trasposones. Pero el descubrimiento de genes móviles no tuvo grandes consecuencias hasta la década del 70, cuando se constató el mismo fenómeno en bacterias. En los años 1980, los biólogos moleculares comenzaron a usar genes móviles para estudiar el genoma de diferentes organismos y ahora su empleo es central para la ingeniería genética

    Dos nuevas herramientas: las enzimas de restricción y la transcriptasa reversa

    En la década de 1970 se descubrió la acción de dos moléculas que transformaron el panorama de la genética molecular. La primera, llamada enzima de restricción, actúa como una tijera biológica, pues corta el ADN en determinados lugares. Para entonces no era novedad que el ADN controla la producción de proteínas. Los científicos, en consecuencia, comenzaron a especular sobre la posibilidad de que un organismo pudiera producir proteínas ajenas. La idea de introducir en una célula material genético de otra especie se convirtió realidad en 1973. Usando enzimas de restricción, Herbert Boyer y Stanley Cohen hicieron algo totalmente novedoso: cortaron pedazos de ADN de un organismo y lo pegaron en otro. Con esta nueva técnica insertaron plásmidos(moléculas autónomas de ADN con unos pocos genes) en la bacteria Eschericchia coli.
    La segunda molécula revolucionaria cuya acción fue descubierta en ese tiempo fue la enzima transcriptasa reversa, presente en varios virus, la cual permite copiar información genética del ARN a una molécula de ADN. Ello llevó a cuestionar la idea de Crick de que el proceso de síntesis de proteínas es unidireccional e indicó que el dogma central de la biología no siempre se cumple.
    Ambas enzimas se convirtieron en herramientas sumamente útiles para el estudio de muchas enfermedades y el desarrollo de nuevas técnicas para manipular el ADN, como la del ADN recombinante

    El frenesí de la clonación

    A principios de la década de 1980 se sabía cómo alterar genes, cortar pedazos de ADN, duplicarlo y sintetizar ADN artificial. El paso siguiente en la imaginación de muchos, legos o científicos, era duplicar organismos, es decir, clonarlos. La historia comenzó con un pez. Luego vinieron ovejas, como la célebre Dolly (el primer mamífero clonado a partir de un célula de animal adulto), cerdos, gatos, vacas, conejos, ratones y otros. En Berkeley, California, se clonó un animal extinguido, la quaga (Equus quagga), una cebra que dejó de verse en estado silvestre hacia 1870 y desapareció de los zoológicos una década después. Tenía franjas solo en cabeza, cuello y mitad anterior del tronco, y una tonalidad uniforme, amarronada amarillenta, en la mitad posterior.
    Quagga.jpg
    Foto de un quaga vivo, tomada en el Zoológico de Regent’s Park de Londres en 1870.
    En realidad, la historia de la clonación es un poco más antigua que esto. Los primeros pasos dentro de lo que hoy conocemos como clonación los dio un embriólogo alemán, Hans Spemann, quien en 1901 dividió exitosamente un embrión de tritón de dos células en dos partes distintas y logró producir dos animales idénticos. Durante los comienzos de la década de 1950 cincuenta, F.C. Steward realizó clonaciones de plantas de manera exitosa y produjo infinidad de zanahorias clonadas. Luego, desde el Instituto de Investigación del Cáncer en Philadelphia se dio a conocer la noticia que el grupo de investigación de Robert Briggs y Thomas King habían clonado una rana leopardo.
    En 1984, tras infinidad de experimentos intensivos en ratones, Davor Solter, del Instituto Wistar de Philadelphia, publicó un extenso artículo en la revista Science donde afirmaba que la clonación de mamíferos por transferencia nuclear simple era biológicamente imposible. Esta conclusión fue aceptada como un hecho, y produjo una fuerte reducción en los fondos para la investigación sobre la clonación. La situación se revirtió drásticamente cuando Ian Wilmut y Keith Campbell publicaron en Nature en 1996 la obtención de dos clones de ovejas (Megan y Morgan) a partir de embriones de nueve días de edad. Un año después, el equipo de Wilmut lograría clonar a la oveja Dolly.
    No mucho tiempo después de que los detalles sobre los procedimientos usados para lograr clonar satisfactoriamente a Dolly fueran publicados, comenzaron a aparecer otras clonaciones exitosas con la misma técnica (o similares), incluidos ratones clonados por el equipo de Wacayama en 1998, ganado vacuno clonado en diciembre del mismo año, cabras por el equipo de Baguisi en 1999, macacos rhesus clonados por Chan en el 2000 y cerdos en ese mismo año.

    Alerta

    Al mismo tiempo que la ciencia avanzaba en el conocimiento y el desarrollo de técnicas de manipulación de ADN, se difundía la inquietud en la sociedad por las posibles consecuencias adversas de experimentar con material genético. Esas inquietudes se centraban en tres cuestiones: los posibles efectos dañinos para la salud humana, las alteraciones ambientales y la transgresión de principios éticos.
    Preocupaciones y temores se veían impulsados por circunstancias que posiblemente no guarden ninguna relación con la ingeniería genética, pero crearon alarma y movilizaciones públicas. Entre ellas estaban la contaminación ambiental, el deterioro de la capa de ozono, el cambio climático y el accidente de la central nuclear de Chernobyl, que liberó cantidades importantes de material radioactivo al ambiente. Pero, al mismo tiempo, se advertía el potencial de los organismos genéticamente modificados de beneficiar la sociedad, particularmente en los campos de la salud y de la agricultura, por ejemplo, mediante cultivos que hubiesen adquirido más resistencia a la sequía o a las plagas

    Una epopeya biológica

    Al comienzo de la década de 1980 tomó cuerpo la iniciativa de hacer un relevamiento preciso del conjunto de genes o genoma de los seres humanos, algo que demandaría considerable esfuerzo dado que se pensaba que se debía secuenciar (es decir, registrar en detalle su estructura química) 100.000 genes distribuidos en 46 cromosomas, lo que significaría relevar varios miles de millones de bases (con el tiempo se encontró que el numero de genes estaba entre los 20.000 y los 25.000, y los pares de base a relevar en el orden de los 3000 millones). Así, el proyecto del genoma humano se presentaba como uno de los más ambiciosos de toda la historia de la biología, pero no fue demasiado bien recibido por la comunidad científica.
    ¿Por qué invertir tanto dinero y tiempo en relevar los genes humanos cuando ni siquiera habían sido mapeados los genomas de bacterias? La biología, ¿no podía ocuparse de temas más importantes, como la búsqueda de genes relacionados con enfermedades?
    Sumado a esas preguntas estaba el miedo de que la información pudiera ser utilizada por gobiernos o empresas en perjuicio de las personas. Además, muchos científicos eran escépticos acerca de la factibilidad de cumplir los planes, reunir el dinero necesario o que la tarea fuera sumamente tediosa y no se realizara bien.

    Los obstáculos y prevenciones fueron superados y en 1988 se lanzó el Proyecto Genoma Humano un esfuerzo internacional del que participaron gobiernos y empresas privadas. Se completó en 2004, coordinado por organismos gubernamentales de los Estados Unidos, como un esfuerzo internacional en el que participaron centros y laboratorios distribuidos en todo el mundo.

republica atea logo

republica atea logo
es el logo de mi blog